Historias

Cruzando la frontera hacia el comercio formal para obtener mayores ingresos

29 septiembre 2017
ITC Noticias
Lea sobre cómo una mujer de Burundi consigue formalizar su negocio gracias a la capacitación dirigida por el ITC, abriendo el camino para mayores ingresos y condiciones de trabajo más seguras.

 

Amida Uwingabire –madre soltera de 34 años de Muyinga, Burundi– ha recorrido un largo camino desde sus inicios, cuando solo ganaba 10 dólares, hasta ahora con unos ingresos de 13 000 dólares.

El punto de inflexión llegó cuando cruzó la frontera del comercio transfronterizo informal al formal.

«Era comerciante informal, cometía fraude y se me consideraba una "ladrona", sin número de identificación fiscal ni ningún tipo de registro», afirmó. «Gracias al ITC, ahora estoy orgullosa de trabajar legalmente. Ahora ha llegado mi turno de difundir el mensaje sobre las ventajas de trabajar legalmente».

Mediante su participación en las asociaciones de mujeres y en seminarios de capacitación dirigidos por el Centro de Comercio Internacional (ITC) y la Asociación de Mujeres Empresarias de Burundi, Uwingabire obtuvo los conocimientos y las competencias profesionales que le permitieron hacer la transición al comercio formal.

Aprendió cuáles son los beneficios de constar en un registro comercial, contar con un número de identificación fiscal y asociarse con otras mujeres comerciantes. También recibió capacitación sobre procedimientos y fiscalidad fronterizos.

«Estoy convencida de que ser una mujer comerciante independiente y registrada oficialmente ha supuesto un gran salto adelante para mí», afirmó. «Protejo mis productos y comercio entre fronteras de forma transparente y segura».

Pasarse al comercio formal

El sector informal contribuyó en un 55 % al producto interior bruto del África Subsahariana y en un 80 % de la mano de obra, según el Banco Africano de Desarrollo. Nueve de cada diez trabajadores en África tienen empleos informales.

Sin embargo, las mujeres que representan a la mayor parte de estos comerciantes son vulnerables, en las fronteras, a la extorsión, el acoso físico y verbal e incluso los ataques. Para los gobiernos, obviamente, el comercio informal se escapa, por definición, de los impuestos y la regulación.

«Trabajaba sola y perdía mucho dinero», dijo Uwingabire, quien se dedicaba a la venta de tomates. «El país también perdía dinero a causa de la corrupción. No era transparente sobre mi actividad comercial. Trabajaba de noche, con todos los riesgos que ello conlleva para una mujer».

Desde que se pasó al comercio formal, Uwingabire está vendiendo productos con un mayor valor añadido, incluyendo comida procesada y ropa, en países vecinos como Rwanda, Uganda y la República Unida de Tanzanía.

Conectar con los compradores

Uwingabire es una de las cientos de mujeres involucradas en el comercio transfronterizo informal que participó en un proyecto del ITC diseñado a ayudarlas a transitar al comercio formal.

Como parte del proyecto, las representantes de las asociaciones de mujeres participaron en ferias de comercio internacional para reunirse con compradores potenciales, establecer redes de contactos comerciales y realizar ventas.

Un grupo de mujeres comerciantes presentó sus productos de valor añadido, incluida harina de tapioca, aceite de palma, sardinas enlatadas y artesanías, en la Feria de Comercio Internacional 2016 en Dar es Salaam este verano. Realizaron ventas iniciales y lograron casi 200 contactos para ventas futuras.

Bertha Matanwa y Olivetha Mvunyenge –miembros de la asociación de mujeres con base en Manyovu– se encontraban entre las participantes de la feria comercial. Con su trabajo en la asociación han conseguido hacer negocios de una forma transparente y legal. Gracias a la comercialización colectiva, han recibido una licencia comercial de su distrito. Pueden cumplir las normas comerciales con una licencia adquirida de forma colectiva, un número de identificación fiscal y un certificado de origen simplificado, sobre cuya base realizan los pagos requeridos, incluidos los impuestos.

Consecución de resultados a largo plazo

Las mujeres que recibieron el apoyo a través del informe del proyecto del ITC redujeron los costos transfronterizos, lograron mayores beneficios y mayor capacidad para gestionar las transacciones entre fronteras.

Por ejemplo, Akoth Josephine y Nabafu Zula, representantes de la Asociación de Mujeres Comerciantes Transfronterizas de Busia, Uganda, aprendieron gracias a talleres de capacitación del ITC que para que los productos fueran competitivos en los mercados locales y regionales, debían pertenecer a una marca, estar dotados de etiquetado y estar bien empaquetados, presentando información clave sobre valores nutricionales.

Diecinueve asociaciones de mujeres comerciantes están ahora más preparadas para brindar servicios de apoyo en la frontera. Gracias a estas asociaciones, las comerciantes pueden compartir sus preocupaciones con los organismos fronterizos e influir en los debates políticos relativos al comercio transfronterizo.

«Deseo compartir mi historia de éxito en Burundi para que pueda replicarse en otros lugares», comentó Unwingabire. «He mejorado claramente mi situación financiera, mi trabajo y mi vida. Continuaré trabajando como comerciante».

El ITC quiere expandir esta iniciativa a otros países de África Oriental y Meridional, fomentando el desarrollo de competencias profesionales, aumentando el apoyo a las mujeres comerciantes, mejorando las relaciones con las agencias fronterizas y creando nuevas oportunidades de negocios comerciales para toda la región.