ITC Impact: Kyrgyzstan – boosting quality and exports (sp)
Durante los últimos diez años, los programas de creación de capacidades del ITC en Kirguistán han
ayudado a las pequeñas y medianas empresas a incrementar sus exportaciones, en particular de
textiles y confecciones.
"Adaptar el sector textil y el sector de la elaboración de alimentos a las normas internacionales,
convirtiéndolos así en impulsores del desarrollo económico positivo de Kirguistán, es una tarea
impresionante", comenta el viceministro de Economía Danil Ibraev en referencia al apoyo prestado por
el ITC. "El programa ha sido práctico y ha tenido éxito en sectores con problemas importantes", añade.
Nazik, una empresa textil y de confección de Bishkek, aumentó sus ingresos un 30% e incrementó su
personal un 20% en 2013 tras la introducción de un programa de gestión de la calidad respaldado por
el ITC. El programa concede bonus al personal costurero que cumple determinados criterios de
calidad. Como resultado, muchos de los 100 trabajadores de Nazik han visto crecer sus salarios un
15%, según comenta la propietaria de la empresa Zamira Myrzakanova. Los cursos de formación
han ayudado a aumentar la producción y reducir la cantidad de defectos.
"Pudimos empezar a realizar un seguimiento de los defectos gracias al programa del ITC", comenta
Myrzakanova. "Lo que no se puede medir, no se puede mejorar", añade.
En la misma ciudad, el apoyo que el ITC ha prestado a la tienda Lilastyle, que fabrica vestidos de fiesta
para jóvenes destinados al mercado ruso, ha tenido dos principales ventajas: encontrar nuevos
compradores y mejorar la calidad de sus productos. A través del ITC, la propietaria de Lilastyle, Tatiana
Pavelnko, y sus colegas han aprendido a aprovechar las ferias del sector y a comercializar sus productos
ante posibles compradores.
Pavelnko, que a finales de los años 90 recuperó la vieja máquina de coser de su abuela
para hacerse su primera camisa, emplea actualmente a 50 personas. Tenía algunas ideas vagas sobre la
gestión de la calidad, pero el proyecto del ITC le proporcionó las herramientas para llevarlas a la práctica.
"Sabíamos lo que debíamos hacer, pero no sabíamos cómo hacerlo", explica.
Pavelnko tiene grandes planes en mente para los próximos años. Está planeando trasladar la empresa
desde su ubicación actual, en la antigua casa familiar, a una zona industrial con el triple de espacio. Sin
embargo, dada la volatilidad de la coyuntura económica actual, se anda con pies de plomo. Si todo va
bien y las ventas siguen creciendo, dentro de poco podrá completar la construcción de la planta de 750
metros cuadrados.
En Kirguistán, el sector textil y de confección representa el 7% del total de producción industrial del
país y emplea a alrededor de 150.000 personas, 70% del cual son mujeres. El Gobierno identificó este
sector como una industria adecuada para la promoción del comercio debido a su alto potencial de
exportaciones, lo que podría ayudar a detener el creciente déficit comercial del país.
Sorteando la tormenta económica en Rusia
Las cifras demuestran que las empresas que recibieron ayuda pudieron capear mejor la caída de la
demanda rusa que sus competidores. La ralentización del crecimiento económico, el control
presupuestario del Gobierno y los cambios en los patrones de gasto del consumidor ruso, que preveía
una desaceleración económica, hicieron que las exportaciones de textiles de Kirguistán se redujeran
un tercio. Las empresas con las que trabaja el ITC, en cambio, registraron una caída de las ventas de
tan solo el 15%.
Damira Aitykeeva, directora del Departamento de Diseño de Indumentaria de la Universidad Estatal de
Construcción, Transporte y Arquitectura de Kirguistán, participó en el proyecto del ITC como consultora
nacional sobre productividad y producción. Integró muchas de las ideas que aprendió del ITC en el programa de estudios. Según Aitykeeva, "esta industria carece de gestores competentes de rango
medio". "Modernizar el plan de estudios y hacer que los estudiantes se centren en sus futuros clientes
permitirá resolver este problema y, al mismo tiempo, seguir avanzando", explica.
Hasta entonces, ninguna de las 30 empresas con las que había trabajado Aitykeeva había
implementado controles de calidad. Por ejemplo, no contabilizaban la cantidad de defectos, según
explica Aitykeeva. Como consecuencia, la productividad era baja y la calidad del producto solo era
adecuada para los segmentos inferiores del mercado de exportación. "Muchas de estas empresas
fueron fundadas por personas ajenas a la industria, por comerciantes, o incluso profesores o
abogados", comenta. Como parte de su trabajo en la universidad, Aitykeeva participa en el
seguimiento de las empresas que reciben ayuda del ITC y tiene 15 nuevos clientes.
Indira Kadyrkanova explica que en 2015 el equipo del ITC se centrará en actividades de formación
y seminarios sobre promoción y ventas, incluidos el comercio electrónico, la promoción en línea y
las redes sociales. "Esto ayudará a nuestro beneficiarios a identificar compradores en otras zonas
y países", añade.