Discursos

Discurso de la Directora Ejecutiva del ITC, durante el 66° período de sesiones del Comité Ejecutivo del Programa del Alto Comisionado

6 octubre 2015
ITC Noticias

Discurso pronunciado por la Directora Ejecutiva del ITC, Arancha González, durante el 66° período de sesiones del Comité Ejecutivo del Programa del Alto Comisionado en relación con la búsqueda de nuevas modalidades de colaboración con los agentes del desarrollo.

Ginebra, 6 de octubre de 2015


Arancha Gonzalez,
Directora Ejecutiva

Distinguidos delegados,
Señoras y señores:

El hecho de que cada mes se registre un número mayor de desplazados forzosos nos recuerda que es necesario tomar medidas determinantes de inmediato.

Los nuevos objetivos mundiales que se adoptaron en Nueva York hace algunas semanas reconocen plenamente que empoderar a los más vulnerables es un requisito previo para lograr la paz y la prosperidad y que no se debe dejar a nadie al margen. Los refugiados y los desplazados internos ocupan un lugar destacado en este programa, y existen buenas razones para ello.

En el mundo en que vivimos, la adopción de medidas inmediatas de emergencia continúa siendo esencial para salvar vidas y prestar asistencia a quienes la necesitan. El ACNUR se sitúa en la primera línea de batalla. Admiro el arrojo y la decisión con que los agentes humanitarios afrontan los serios desafíos que se les presentan, incluso cuando en ocasiones no disponen de recursos suficientes. La prioridad es defender la vida humana.

Por esta razón, en enero de este año el ITC y el ACNUR firmaron un memorando de entendimiento en el que se comprometían a trabajar juntos. Todos los organismos de desarrollo deben dar absoluta prioridad en su labor al empoderamiento de las personas y la garantía de un futuro sostenible para las generaciones futuras. Independientemente de que la atención se centre en el comercio, los derechos humanos, el empleo, el medio ambiente o la salud, el objetivo es crear un mundo mejor que podamos disfrutar ahora y en el futuro.

El objetivo de colaborar con el ACNUR es aprovechar la vasta experiencia y los extensos conocimientos que posee esta Organización sobre el terreno y fundirlos con los más de 50 años de experiencia del ITC en materia de creación de capacidad del sector privado en los países en desarrollo con vistas a utilizar el comercio como una plataforma de crecimiento y desarrollo sostenible. Como Organización, el ITC se interesa fundamentalmente por la búsqueda de soluciones prácticas y sostenibles que permitan al mayor número posible de personas beneficiarse del comercio y formar parte del entorno productivo.

Muchas otras organizaciones y agentes del desarrollo han adoptado impresionantes herramientas y enfoques para ayudar a las comunidades marginadas a participar en actividades económicas productivas. Sin embargo, no se suelen contemplar a través del prisma de los refugiados o desplazados.

El ITC ha observado en repetidas ocasiones cómo el comercio empodera a las personas, a menudo a través de microempresas y pymes, y les permite acceder a cadenas productivas de valor, incluso en condiciones difíciles. Hemos sido testigos de cómo el comercio ofrece oportunidades a los grupos más desfavorecidos: desde los jóvenes hasta las comunidades indígenas, pasando por los indigentes de las ciudades y las mujeres privadas de derechos. Los resultados son cuantificables... e impactantes.

Las mujeres de las zonas rurales de lugares como Papúa Nueva Guinea, Vanuatu y Mongolia han logrado dar a conocer sus artesanías decorativas entre los consumidores. Las mujeres de las zonas rurales de Etiopía, Ghana, Kenya, Uganda y Zambia han encontrado mercados para sus productos agrícolas. Del mismo modo, los artículos del programa Moda Ética que producen, y en ocasiones diseñan, las comunidades urbanas pobres de Nairobi o Puerto Príncipe han deslumbrado al público en las pasarelas de París, Milán y Río de Janeiro. Hace tan solo una semana, en el Foro Público de la OMC expusimos brazaletes del programa Moda Ética elaborados por mujeres haitianas utilizando materiales reciclados de su propio país.

No se trata únicamente de una respuesta económica a una necesidad, sino también de una respuesta de subsistencia.

Ahora bien, ¿de qué modo se relaciona esta experiencia en el ámbito del desarrollo con los desplazamientos?

En algunos lugares del mundo, vemos con frecuencia que las soluciones paliativas, concebidas para prestar asistencia en situaciones de crisis, se prolongan durante años, cuando no décadas. Y estas situaciones prolongadas pueden enquistarse aún más.

A medida que pasa el tiempo, las personas talentosas e incluso altamente cualificadas encuentran dificultades para ganarse la vida por sus propios medios. Las competencias se vuelven obsoletas, mientras que las cadenas de producción del país de origen posiblemente ya se hayan derrumbado. Dicho de otro modo, somos testigos de la incapacidad de ofrecer a los desplazados una segunda oportunidad y ayudarlos a reanudar una vida segura y digna.

Cuando hablamos de desplazamientos prolongados, hay algo muy claro: nadie puede solucionarlos sin ayuda. Los conocimientos especializados y las vías de suministro de los agentes humanitarios tradicionales siguen siendo esenciales. Pero, sobre todo para crear oportunidades de mercado, se requieren conocimientos en materia de desarrollo.

Por esta razón y para aportar soluciones que sean innovadoras, y sobre todo sostenibles, el ITC se ha asociado con organizaciones como el ACNUR y el Consejo Noruego para Refugiados.

Otra fuente de innovación es Solutions Alliance. El ITC está aprendiendo de este grupo y contribuyendo con él para favorecer la participación del sector privado en las cuestiones relativas a los desplazamientos. Este equipo de trabajo está desenterrando buenas prácticas para que las empresas del sector privado participen como enérgicos asociados en el contexto humanitario.

El ITC atesora una larga experiencia de colaboración con la comunidad empresarial de todo el mundo. Estamos aprovechando esa experiencia para adaptar nuestras herramientas en beneficio de las comunidades desplazadas. Las empresas sociales desempeñan un papel crucial a este respecto. Creemos que las dinámicas con fines de lucro, y no la caridad, constituyen la senda de la sostenibilidad que debemos tomar. Nuestro lema lo refleja claramente: "No es caridad, solo es trabajo".

El ITC está poniendo en marcha proyectos piloto junto con sus asociados. Uno de los equipos se centra en un proyecto sobre empleos basados en Internet en lugares como Dadaab, en Kenya. Cuando diseñamos el proyecto, observamos que algunos refugiados somalíes que intentaban retomar su labor de ganaderos se daban cuenta de que esa ya no era una opción. Lo que necesitan es un conjunto de competencias que los conecte con la demanda actual. La estrategia mundial del ACNUR sobre medios de subsistencia nos confirmó que los empleos basados en Internet eran prometedores en el caso de Daabad. De ahí que el proyecto piloto pretenda aprovechar los incentivos basados en el mercado para mejorar las competencias y generar ingresos. Sus destinatarios son tanto los refugiados como los nacionales del país de acogida.

La clave reside en encontrar el modo de vincular el potencial productivo de los refugiados con los mercados internacionales. Para ello, hemos identificado empresas sociales con sede en Nairobi capaces de externalizar las tareas de introducción de datos, el formateo de documentos y otros servicios de contratación externa de procesos comerciales a través de grupos independientes en Daadab. El desarrollo de competencias y las actividades de marketing se encaminan a abordar las necesidades efectivas de clientes reales. Aún estamos en los inicios del proyecto, pero hemos visto indicios que indican que tendrá un impacto positivo en la vida de estas personas y valdrá la pena repetirlo en contextos similares.

En colaboración con el ACNUR, estamos planteando una asociación similar en Burkina Faso. Allí, una iniciativa financiada por la Fundación IKEA está favoreciendo la recuperación de las competencias ancestrales del sector del cuero a través de la colaboración con refugiados del África Occidental. El proyecto contribuye a eliminar el cromo en el curtido del cuero, mejorar el diseño de los productos y crear conexiones de mercado. El ITC espera continuar colaborando con el ANCUR en este valioso proyecto y desea explorar nuevas formas de incorporar a este ámbito sus conocimientos de mercado sobre el sector del cuero.

Estamos buscando conjuntamente el modo de ampliar este tipo de iniciativas y extenderlas al Cuerno de África, Oriente Medio y otras regiones. Los proyectos en curso abarcan la moda ética, los empleos basados en Internet y la agricultura. Todos ellos buscan mejorar los ingresos de los desplazados y ampliar sus competencias de cara a la repatriación o su reasentamiento en otros lugares. No menos importante es señalar que también procuramos ofrecer beneficios tangibles a los países de acogida.

La semana pasada nos comprometimos a poner en marcha los Objetivos Mundiales de 2030. Debemos abordar estas situaciones con cautela, determinación y paciencia. El cambio será lento. Pero ocurrirá si logramos que la tradicional asistencia al desarrollo, la movilización de los recursos nacionales y la participación del sector privado se centren en la creación de oportunidades y en la conexión de tales oportunidades con los mercados.

Cumplir esta ambiciosa agenda mundial también requiere que innovemos. Es necesario buscar formas más eficaces de abordar la cuestión de los desplazados. Se necesitan soluciones novedosas y espero que el debate de hoy nos permita descubrir algunas de ellas. Ha quedado claro que es imprescindible que el país de acogida, el país de origen y las comunidades en cuestión participen en todos los programas o intervenciones que procuren modificar su situación. Debe tratarse de un proceso participativo al que contribuyan todas las partes.
La creación de un mercado de bienes y servicios producidos por desplazados no debe privar al país de acogida de ningún componente de su vida económica. Debe mejorarlo y complementarlo.

Cada tipo de agente aporta un conjunto único de competencias. Los primeros pasos del ITC nos demuestran que los asociados del sector humanitario y del desarrollo pueden imprimir una huella duradera si trabajan juntos. La estrategia mundial del ACNUR sobre medios de subsistencia nos señala el camino que debemos seguir, y continuaremos trabajando mano a mano con el ACNUR con el fin de encontrar soluciones para los casi 60 millones de desplazados de todo el mundo. Desde luego, no podremos ayudarlos a todos, pero podremos crear un marco de intervenciones y mejores prácticas que sirva de base para otros organismos.

Muchas gracias por su atención.