UNHCR interview
Entrevistas

Por qué los refugiados necesitan trabajo, como todo el mundo

20 junio 2023
Entrevista con Dominique Hyde, Director de Relaciones Exteriores, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados

En 2022, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, anunció que el mundo había superado la marca de los 100 millones de desplazamientos forzosos totales, lo que significa que más del 1,2 % de la población mundial se ha visto obligada a abandonar sus hogares. 2023 no ha visto una mejora en esas cifras debido al conflicto en Sudán, que ha elevado este número a 110 millones. Entre estas personas hay más de 35 millones de refugiados. 

 

Forum de Comercio habló con Dominique Hyde, Directora de Relaciones Exteriores del ACNUR, sobre la mejor manera de incluir e integrar económicamente a los refugiados y a los desplazados forzosos.

 

Entrevista a ACNUR
La Directora de Relaciones Exteriores del ACNUR, Dominique Hyde, visita a los refugiados sursudaneses en 2022.
ACNUR/Guerchom Ndebo

Pregunta: Dadas las nuevas cifras récord citadas por el ACNUR, ¿podría decirnos algo más sobre el impacto de la COVID-19, los conflictos, el coste de la vida y el cambio climático en los refugiados y sus comunidades de acogida?

Estos afectan a la gente en todas partes. Pero ese impacto se magnifica de manera inconmensurable para los refugiados cuando se les excluye de los esfuerzos para abordarlos o mitigarlos. Esto quedó patente durante la pandemia de COVID-19, cuando la inclusión de los refugiados en las respuestas nacionales de salud pública se entendió en muchos lugares no como un acto de caridad, sino como una parte fundamental de los esfuerzos para proteger la salud y la seguridad de todos.

Una dinámica similar y unos vínculos inextricables se aplican a los fenómenos económicos y climáticos que pueden actuar como «multiplicadores del riesgo», tanto en los lugares de los que huyen los refugiados como en los que encuentran protección, si no se enfocan teniendo en cuenta la plena inclusión de los refugiados.

Los refugiados y las comunidades de acogida comparten prioridades y preocupaciones en muchos ámbitos importantes. Esta es la razón por la que el ACNUR aboga por una respuesta de «toda la sociedad» a los refugiados y que tiene visión de futuro; es decir, un enfoque que considera a los refugiados no como forasteros sino como miembros integrales de las comunidades en las que viven.

Debemos fomentar las contribuciones que los refugiados quieren y pueden hacer a las comunidades que los acogen. Seguimos viendo en toda Europa, por ejemplo, una solidaridad con los refugiados de Ucrania que no sólo está salvando vidas y fortaleciendo a las comunidades de acogida, sino que también es un ejemplo para el mundo del tipo de respuestas humanas y eficaces a los refugiados que funcionan para todos.

Entrevista a ACNUR
En Jordania, un refugiado sirio convierte la basura en tesoros
© ACNUR/Shawkat Alharfoush

Pregunta: En este contexto, ¿qué soluciones han funcionado hasta ahora para integrar económicamente mejor a los refugiados?

El primer paso consiste en cambiar la mentalidad. Cuando los refugiados participan activamente en la vida económica cotidiana de las comunidades en las que viven, todos salen beneficiados. Vemos pruebas de ello todos los días, desde Niger a Kenya o Colombia, donde las comunidades de refugiados y de acogida a menudo viven, trabajan y se desarrollan codo con codo.

En el sur de Etiopía, por ejemplo, hay asentamientos de refugiados que ahora generan su propia electricidad, cultivan sus propios alimentos y gestionan sus propios restaurantes.

Varias soluciones similares para la integración económica o la autosuficiencia también están dando sus frutos en otras partes del mundo donde residen refugiados, gracias al impulso y las capacidades que éstos poseen, combinados con los compromisos y las sinergias de los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil.

Este tipo de nuevas ideas sobre soluciones significativas ayuda a las poblaciones de refugiados a ser más autosuficientes y puede estimular los mercados a nivel microeconómico a través de la producción y el comercio de bienes y servicios que tengan un valor genuino para cualquiera que viva en la comunidad, sea refugiado o no.

Entrevista a ACNUR
Los refugiados construyen nuevas vidas en Eswatini al asistir a clases de costura para confeccionar y vender ropa como parte de un programa para mejorar el medio de vida.
© ACNUR/Laura Padoan

Pregunta: ¿Y el acceso a los mercados y a las cadenas de valor mundiales?

No hay datos económicos objetivos que apoyen la idea de que es mejor mantener a los refugiados alejados de los mercados, a ningún nivel. Al contrario, en la actualidad hay cada vez más pruebas que demuestran que el acceso de los refugiados a los mercados y su participación activa a nivel local, regional e incluso nacional crea valor e impulsa el rendimiento de cualquier economía, por pequeña o grande que sea.

Hemos visto ejemplos a través de proyectos conjuntos con organismos de desarrollo como la CFI, pero también de forma importante con empresas como Vodafone, la Fundación Ikea o Fast Retailing, entre otras. Sin embargo, para que esto ocurra a mayor escala, el mundo tiene que dejar de ver a los refugiados como los «otros», un grupo con el que hay que «tratar» o al que hay que confinar a los márgenes de la sociedad, y entender en cambio que son, o al menos podrían ser, miembros integrales de las comunidades en las que viven.

Aparte de las circunstancias de su desplazamiento forzoso, los refugiados no se diferencian en nada de los demás. Son una parte valiosa del tejido mismo de la sociedad, con la aspiración y la capacidad de fortalecer las sociedades.

Una iniciativa importante para ayudar a los responsables de la toma de decisiones a comprender y planificar en torno a esta realidad fue la creación en 2019 del Centro Conjunto de Datos sobre el Desplazamiento Forzado por parte del ACNUR y el Banco Mundial. El centro combina la profunda experiencia de primera mano del ACNUR con los refugiados de todo el mundo a lo largo de siete décadas con la reconocida experiencia del Banco Mundial en la recopilación de datos orientados al desarrollo para mostrar, en términos detallados, oportunos y prácticos, quiénes son y dónde están los refugiados y el papel significativo que pueden desempeñar en las cadenas de valor mundiales.

Entrevista a ACNUR
Un miembro del colectivo Nyota Farsamo tejiendo una cesta en su centro. Fundado en 2018, Nyota Farsamo es un colectivo de artesanos somalíes y kenianos creado por el ITC en Dadaab, una ciudad del noreste de Kenya convertida en campo de refugiados en 1991.
© UNHCR/Charity Nzomo

Pregunta: ¿Cómo abordará el ACNUR en los próximos años los crecientes retos que plantea la creación de empleo para los refugiados o las comunidades afectadas por el desplazamiento de personas?

La capacidad de trabajar, para mantenerse a uno mismo y a la familia, es esencial para la sociedad y la dignidad humana. Esto es válido para todas las personas, incluidas las que han sido desarraigadas a la fuerza de sus hogares por la violencia o la persecución. Esta es la razón por la que el ACNUR aboga firmemente por que se permita trabajar a los refugiados, se encuentren donde se encuentren, y por la que insistimos a los gobiernos, ONG, empresas, filántropos y a todos nuestros socios de todo el mundo para que promuevan puestos de trabajo para los desplazados forzosos.

Trabajar también debería significar pagar impuestos y eso ayuda a conseguir unas finanzas y unos servicios estatales sólidos. Muchos países necesitan presupuestos más fuertes, ya que se enfrentan al reto del envejecimiento de la población y a la escasez de mano de obra.

El aumento del número de refugiados en la última década no ha hecho más que aumentar la urgencia de encontrar soluciones laborales para los refugiados que sean innovadoras, prácticas y aporten beneficios económicos tangibles y de otro tipo a los refugiados y a las comunidades que los acogen.

Aunque empleamos a refugiados en nuestras propias operaciones en todo el mundo y fomentamos que nuestros socios encuentren nuevas formas de promover y mantener los medios de vida de los refugiados, el ACNUR no tiene una varita mágica para desarrollar políticas y programas de empleo para los refugiados en los países y comunidades de acogida. Abogamos por esas cosas, e intentamos reunir a empresarios, gobiernos, inversores y refugiados para ayudar a crear las condiciones o eliminar las barreras al empleo de los refugiados.

A medida que más refugiados se ven obligados a huir de sus hogares, también ha crecido la necesidad de respuestas que incluyan darles una salida mediante el trabajo, en lugar de limosnas. Es una solución que funciona, por lo que, junto a nuestros socios, seguiremos centrándonos en encontrar formas innovadoras y humanas de apoyar a los gobiernos y socios en su puesta en marcha.

Desde 2015, el Centro de Comercio Internacional (ITC) y la Agencia de la ONU para los Refugiados, el ACNUR, aúnan sus esfuerzos para garantizar mejores oportunidades económicas y laborales a los millones de refugiados de todo el mundo. El ACNUR ha colaborado en la logística de la puesta en marcha de los proyectos del ITC en los campos de refugiados de Kenya y Jordania. En la actualidad, está previsto que la organización de base comunitaria Nyota Farsamo, un colectivo de artesanos somalíes y kenianos de Dadaab creado por el ITC, se una al proyecto Made51 del ACNUR.