Entrevistas

Los productos de comercio justo de calidad benefician a todos, en todas partes

7 noviembre 2024
Entrevista con Carlos Guillermo Zuástegui Vásquez, Coordinador de Mercados Locales en Guatemala, CLAC - Comercio Justo

Evelyn Seltier, de Forum de Comercio, charló con Carlos Zuástegui, de la CLAC, organización campeona de la Iniciativa Small Business Champion de 2024 sobre cómo los pequeños productores de América Latina, que a menudo viven en zonas remotas, están haciendo frente a los efectos del cambio climático, y lo que significa ser verdaderamente inclusivo en su enfoque de acceso a los mercados, en beneficio del medio ambiente, las sociedades y las economías.

 

La Coordinadora Latinoamericana y del Caribe de Pequeños(as) Productores(as) y Trabajadores(as) de Comercio Justo (CLAC), con sede en El Salvador, es la organización copropietaria del sistema Fairtrade International y una red que representa a unas 1000 organizaciones certificadas de Comercio Justo en 24 países de América Latina y el Caribe.

P: ¿Qué impacto ha observado en los agricultores que trabajan con la CLAC?

Tenemos 900 cooperativas y asociaciones que trabajan para la CLAC en más de 20 países de Latinoamérica. Gracias a nuestro trabajo, llegamos a más de medio millón de productores en toda la región.

Me enorgullece decir que los agricultores son cada vez más conscientes de la importancia de la transformar y recolectar sus productos de manera sostenible. Solo llevo dos años trabajando para la CLAC, pero ya puedo ver su impacto en la sociedad, no sólo en Centroamérica, sino también en Sudamérica.

Gracias a nuestro apoyo, los agricultores están más contentos y se adaptan más fácilmente a las necesidades y exigencias de los mercados. 

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Maria Paula Rocha Silva, de la asociación agrícola Ascarive (Brasil).
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P: ¿Cómo afecta el cambio climático al trabajo de los pequeños productores a los que apoya la CLAC?

El altiplano montañoso de Guatemala es de difícil acceso por carretera.
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El cambio climático nos afecta a todos, no solo a los pequeños productores. Sin embargo, es cierto que a estos les cuesta más conseguir ayuda cuando ocurre algo, como lluvias torrenciales o terremotos que provocan corrimientos de tierra. La distancia entre las zonas rurales y las metropolitanas es considerable, ya que no hay carreteras ni servicios sanitarios cercanos.

Ahora llueve en meses diferentes, por lo que es más difícil planificar. Debemos adaptarnos. Para sobrevivir a los cambiantes patrones climáticos, debemos por modificar los tiempos de cosecha, rotar los cultivos y utilizar abonos orgánicos.

Proporcionamos herramientas técnicas, pero, debido a nuestro terreno montañoso, a menudo tenemos que centrarnos primero en la seguridad y la protección en caso de catástrofes relacionadas con el clima.

P: Según el Banco Mundial, en América Latina viven 42 millones de indígenas, ¿cómo son de integradores en su trabajo?

Guatemala es uno de los países de Latinoamérica con mayor población indígena. Casi la mitad de nuestra población es indígena y más de 42.000 de nuestros productores son indígenas.

Tienen necesidades específicas debido a su estilo de vida tradicional. En algunas zonas, necesitamos un traductor porque no hablan español. Por eso les resulta más difícil integrarse en el comercio. Además, viven lejos de las ciudades, por lo que necesitan más apoyo para vender sus productos.

No se puede abordar la agricultura o la economía sin tener en cuenta a los pueblos indígenas. Forman parte de nuestro país, de nuestra sociedad, aunque tiendan a pensar que no es así. Estamos intentando revertir esta situación, pero es difícil porque cada cultura y cada tribu son diferentes.

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P: En un nuevo proyecto de la Iniciativa Small Business Champions, se centran en el acceso a los mercados, también para los pueblos indígenas.

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Nos gustaría que los agricultores indígenas de nuestro entorno también fueran conocidos como productores de calidad: todo lo que hacen es sostenible y ecológico.  Nuestro objetivo es crear un mercado en línea donde pueda comprar fácilmente los productos de todos nuestros agricultores.

Sería estupendo internacionalizarse, ya que existe un nicho de mercado para consumidores dispuestos a pagar el precio adecuado. Sin embargo, no podemos alcanzar los estándares del sector debido al volumen. Esto limita nuestro alcance, pero contamos con la confianza del consumidor de que se trata de un producto de calidad producido de forma justa.

Comprar a las comunidades indígenas y a los pequeños productores no solo ayuda a mantener a sus familias, sino que también beneficia a los consumidores.

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P: Si pudiera cambiar algo, ¿qué sería?

Me gustaría que los consumidores pensaran en los productores cada vez que pelan un plátano o beben café o cacao.  No se imagina lo difícil que es para los agricultores cosechar y producir (por ejemplo, el almacenamiento puede estar a varias horas de distancia). Los consumidores deben entender que hay que pagar un precio justo por la calidad. Los agricultores solo cobran por lo que necesitan. No se trata de beneficios ni de codicia.

Las empresas deberían exigir más variedad a los agricultores que producen de forma ecológica, incluidas las comunidades indígenas, porque esto tiene beneficios sociales y económicos.

Por ejemplo, si los agricultores tienen ingresos suficientes, cesa la emigración y la deforestación.

Los gobiernos deberían defender a los pequeños agricultores ante las empresas privadas, por ejemplo sugiriéndoles que compren productos para sus empleados. Sin embargo, la población del país no confía en nuestros pequeños productores. Las empresas creen que, al no ser una marca conocida, no es buena. No saben que nuestros productos son de alta calidad y cumplen las normas internacionales.

Si pudiera, cambiaría esta mentalidad.

Jessica Granillo es productora de cacao de tercera generación y líder comunitaria de La Fortaleza, una organización de agricultores de Manabí (Ecuador).
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P: ¿Cómo afecta a los agricultores el nuevo Reglamento de la UE sobre productos libres de deforestación?

Es importante contar con normativas que nos ayuden a prevenir nuevos fenómenos meteorológicos extremos causados por el cambio climático. En nuestro trabajo intentamos cumplir todos estos requisitos. Esa es la función de la CLAC.

Sin embargo, los agricultores necesitan ganarse la vida. Algunas empresas y productores aún no han podido cumplir las nuevas normas establecidas por la Unión Europea, aunque a veces solo haría falta un poco de financiación para hacerlo. De hecho, cumplen todos los requisitos. Así que espero que, en lugar de cerrar la puerta y crear una nueva serie de retos, reciban el apoyo necesario para poder demostrar que cumplen los requisitos para comerciar.

Pero es un proceso lento y no contamos con fondos suficientes para dar este apoyo. Hay cosas que se escapan de nuestro control y para las que se necesita dinero para poder adaptarnos, invertir en productos de calidad y mantener al mismo tiempo las relaciones comerciales.

Creo que si se quiere prevenir el cambio climático y los problemas sociales, hay que ayudar a la gente. Algunos necesitan más ayuda que otros. No se puede solucionar sólo una parte del problema. Hay que solucionarlo para todos, porque todos formamos parte del mismo mundo.  

La CLAC fue una de las dos ganadoras de la Iniciativa Small Business Champions de 2024, un concurso organizado por el Grupo de Trabajo Informal sobre las microempresas y las pequeñas y medianas empresas (MIPYMES) de la Organización Mundial del Comercio (OMC), el Centro de Comercio Internacional (ITC) y la Cámara de Comercio Internacional (CCI), junto con la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI).