La igualdad como base de la reconstrucción
Hace poco más de un año, la COVID-19 asestó un duro golpe al mundo y quedó patente que hacíamos frente a un reto sin precedentes.
Además de todas las vidas que se perdieron, las primeras estimaciones sobre el impacto económico de la COVID-19 fueron devastadoras. Las cifras económicas, aún habiendo sido revisadas durante estos meses y parecer menos dramáticas, siguen siendo malas.
Finlandia ha apoyado los esfuerzos mundiales para luchar contra la pandemia y sus nefastas consecuencias con 83 millones de euros, incluyendo ayuda humanitaria.
Los empresarios pueden fortalecer su resiliencia
Los empresarios constituyen la columna vertebral de la economía. El sector privado crea nueve de cada diez nuevos puestos de trabajo. La mayoría de ellos son en microempresas y pequeñas y medianas empresas, muchas de ellas en el sector informal de varios países en desarrollo.
La pandemia y las restricciones necesarias asociadas a ella han golpeado fuerte al sector empresarial. Los flujos comerciales se han ralentizado. El fuerte aumento de los riesgos de inversión ha reducido los flujos de capital a los países en desarrollo. Como respuesta, en 2020 Finlandia aumentó de manera significativa tanto el capital social de Finnfund, la institución finlandesa de financiación del desarrollo, como su capacidad para asumir riesgos.
Además, Finlandia apoya entre otros el desarrollo de un entorno empresarial favorable, la conexión de las pequeñas empresas con las cadenas de valor locales y mundiales, y la integración regional en África. Buen ejemplo de ello es nuestra cooperación con el Centro de Comercio Internacional en el desarrollo de capacidades para las empresas en el Área Continental Africana de Libre Comercio. Juntos estamos construyendo la resiliencia económica.
La pandemia pone en riesgo los logros en materia de género.
Los efectos de la pandemia siempre se leen en clave de género. Por ejemplo, en estos tiempos difíciles, el empleo en el sector servicios se encuentra en una situación de precariedad. Es necesario prestar una atención especial a las mujeres y las niñas en nuestros esfuerzos para que los países en desarrollo resistan y crezcan más allá de la pandemia.
Finlandia trabaja con las mujeres empresarias en los países en desarrollo, donde el Centro de Comercio Internacional es nuestro socio multilateral clave. Para el periodo 2021-2022, hemos decidido específicamente fomentar el espíritu empresarial de las mujeres y los jóvenes con una subvención de cinco millones de euros al ITC.
Cabe destacar el liderazgo del ITC en el objetivo de conectar a tres millones de mujeres empresarias con los mercados para finales de este año. El programa SheTrades es un ejemplo perfecto de la creación y fortalecimiento de las cadenas de valor mundiales en las que las empresas pertenecientes y dirigidas por mujeres pueden encontrar nuevos clientes y oportunidades comerciales. Debemos hacer más de forma conjunta y alentar las asociaciones de empresas europeas con pequeñas empresas pertenecientes a mujeres en países en desarrollo.
La cooperación con mujeres empresarias no es beneficencia; son negocios. Las empresas podrían mejorar su imagen de marca al abastecerse de productos provenientes de empresas de mujeres. En la actualidad disponemos de etiquetas de comercio justo y de sostenibilidad. Es la hora de dar un paso más allá y conectar las empresas pertenecientes y dirigidas por mujeres con los mercados.