Invertir en contextos de conflicto: No es posible seguir con las prácticas establecidas
¿Cómo pueden contribuir el desarrollo económico, el comercio y la inversión a la paz y la estabilidad?
El mundo está experimentando el mayor número de conflictos violentos desde 1945. Según las Naciones Unidas, 1900 millones de personas viven en entornos frágiles y afectados por conflictos, lo que corresponde al 24 % de la población mundial.
En el mundo hay 39 zonas afectadas por conflictos y otras 37 experimentan altos niveles de violencia, fragilidad o inestabilidad (véase el mapa del mundo). Los conflictos se están convirtiendo en una característica definitoria del siglo XXI, con efectos devastadores sobre la vida y los medios de subsistencia.
Por lo tanto, los lugares del mundo donde más se necesita un desarrollo socioeconómico sostenible e integrador son también los lugares donde resulta más difícil operar, comerciar e invertir.
Los entornos frágiles y afectados por conflictos pueden caracterizarse por una capacidad estatal y unos marcos normativos débiles, altos niveles de corrupción, violaciones generalizadas de los derechos humanos, conflictos y violencia sostenidos en el tiempo, inestabilidad política y otras características que pueden socavar el desarrollo económico y hacer que las iniciativas de inversión y comercio bienintencionadas tengan resultados paradójicos.
Aunque los riesgos que plantean los conflictos y la fragilidad al desarrollo económico son bien conocidos, también existe el riesgo de que las iniciativas de desarrollo económico en los entornos frágiles y afectados por los conflictos puedan contribuir inadvertidamente al conflicto, la violencia y la inestabilidad. Después de todo, el desarrollo económico no se produce en el vacío.
Aunque los inversores y las empresas puedan profesar neutralidad política, las repercusiones de sus actividades en estos entornos nunca son neutrales respecto al conflicto. Un desarrollo económico insensible a los conflictos acabará generándolos, perpetuándolos o impulsándolos, ya sea directa o indirectamente.
La necesidad de un desarrollo económico sensible a los conflictos nunca ha sido mayor. Sin embargo, la mayoría de las organizaciones internacionales y socios bilaterales que trabajan en el desarrollo económico están desaprovechando las oportunidades para contribuir a la paz y la estabilidad.
Esto se debe a que, con demasiada frecuencia, las «negocios», entre los que se incluyen las corporaciones multinacionales, las pequeñas y medianas empresas y los inversores afines, no son considerados actores de la paz y de los conflictos, a pesar del evidente papel que desempeñan en la dinámica de éstos. Este «punto ciego» no sólo está conduciendo a un desarrollo económico que no es óptimo, sino que también puede estar fomentando un desarrollo económico que contribuya inadvertidamente a la violencia, la inestabilidad y los conflictos.
¿Cómo puede contribuir el desarrollo económico a la paz y la estabilidad? En TrustWorks, creemos que hay dos elementos críticos, a saber:
- En primer lugar, la sensibilidad al conflicto. La sensibilidad al conflicto, estrechamente relacionada con la diligencia debida reforzada en materia de derechos humanos o DDDH, es un enfoque que se basa en la comprensión de la interacción bidireccional entre una intervención determinada y el conflicto. Ésta garantiza que el desarrollo económico sea sensible a los conflictos, a las cuestiones controvertidas en torno a la tierra y los recursos naturales, y a las desigualdades, por nombrar sólo algunas de las cuestiones que pueden desencadenar la violencia. Además, es un proceso continuo diseñado para minimizar los impactos negativos y maximizar los impactos positivos del desarrollo económico sobre la paz y la estabilidad.
- En segundo lugar, un profundo conocimiento local. Las buenas prácticas en entornos frágiles y afectados por los conflictos dependen de actores locales bien informados y de una comprensión detallada de la dinámica y la geografía de los conflictos. Los actores internacionales pueden lograrlo mediante una estrecha colaboración con los socios, un compromiso intensivo de las partes interesadas locales o, posiblemente, una presencia a tiempo completo en el país objetivo como factor crítico que permita un buen análisis, unas intervenciones sensibles al conflicto y la identificación de las necesidades de desarrollo relacionadas con la paz y el conflicto.
La sensibilidad ante los conflictos y un profundo conocimiento local van de la mano para crear las condiciones de un desarrollo económico que contribuya a la paz y la estabilidad. Nuestro objetivo es hacer realidad esta aspiración: a través de asociaciones estrechas y significativas con organizaciones internacionales que trabajan en el desarrollo económico.