El imperativo digital de empoderar a las mujeres emprendedoras
Las microempresas y las pequeñas y medianas empresas (MIPYMES) constituyen el 90 % de las empresas de todo el mundo y las mujeres representan aproximadamente la mitad de la población mundial. Sin embargo, en los países de ingresos bajos y medios, sólo el 17 % de las mujeres son emprendedoras.
Estas disparidades se extienden hasta los puestos directivos de las empresas en los ámbitos de las ciencias, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (CTIM), donde sólo uno de cada ocho puestos está ocupado por una mujer. Las mujeres también constituyen el 54 % de los excluidos de la economía mundial y tienen más dificultades para acceder a los mercados financieros que los hombres. En todo el mundo, menos mujeres que hombres están conectadas a Internet en primer lugar, y en los países menos adelantados (PMA), sólo tres de cada 10 mujeres están conectadas.
Numerosas barreras contribuyen a la brecha digital de género, como los datos y dispositivos con precios prohibitivos, la falta de habilidades digitales, las preocupaciones sobre la seguridad en línea, los estereotipos profundamente arraigados y la falta de modelos visibles en los campos de las ciencias, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas.
Pero creo que por medio del desarrollo de una mano de obra inclusiva y capacitada en materia digital, MIPYME a MIPYME, y el refuerzo de un entorno normativo propicio se pueden superar estas barreras.
He visto funcionar este enfoque de primera mano a través de un proyecto llamado «Mejora del ecosistema digital y de las competencias digitales para el empoderamiento económico de las mujeres en los PMA».
Puesto en marcha por la UIT en cooperación con el Marco Integrado Mejorado (MIM) y la Global EQUALS Partnership, el proyecto reunió a las partes interesadas de las industrias textil, de la confección y agrícola para abordar los problemas sistémicos que impiden a las mujeres utilizar la tecnología digital en beneficio de sus medios de subsistencia y sus comunidades.
Los resultados hablan por sí solos.
En Etiopía, la atención se centró en apoyar a las mujeres emprendedoras en su transición al mundo digital, como Rebekah Daniel, a quien tuve el placer de entrevistar hace unos años.
Rebekah explicó cómo la formación le ayudó a comprender mejor cómo comercializar su marca de bolsos en línea, cumplir con las normas de exportación y de la industria de la moda y, finalmente, ampliar su negocio a escala internacional.
El proyecto también llegó a Burundi en el momento justo para Laetitia Akimana, una agricultora de té y café afincada en Muramvya.
Nos contó cómo la formación en competencias digitales «aumentó la productividad y la competitividad en comparación con lo que teníamos antes».
Las tecnologías digitales y las habilidades para utilizarlas pueden cambiar las reglas del juego, no sólo para las mujeres emprendedoras como Rebekah y Laetitia, sino también para sus familias, comunidades y economías nacionales.
El próximo año se cumple el 30 aniversario de la adopción de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, y entramos en los últimos cinco años para alcanzar los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Nos encontramos en una carrera contrarreloj para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). El último informe de progreso de la ONU revela que sólo el 17 % de los objetivos están en vías de alcanzarse para 2030.
Por eso me hizo tanta ilusión ver que el Centro de Comercio Internacional (ITC) y la GSMA, que copresiden el grupo de trabajo de la Comisión de la Banda Ancha sobre Cómo hacer que la conectividad funcione para las MIPYMES, se asociaban para apoyar a las pequeñas empresas de los países en desarrollo por medio de la mejora de las competencias digitales, el emprendimiento y el apoyo a las políticas.
Su nueva asociación aspira a desbloquear las oportunidades del comercio digital en las comunidades desatendidas, con especial atención a las mujeres, los jóvenes y los refugiados.
A pocas semanas de la Cumbre del Futuro, el respaldo político internacional necesario sigue consolidándose a través del Pacto Mundial Digital, que ha entrado en las fases finales de negociación.
En la 68ª Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, el Secretario General de la ONU destacó la inclusión en el Pacto de medidas para cerrar la brecha digital de género y aprovechar la tecnología para cumplir los ODS.
Anteriormente, me uní a los llamamientos por un enfoque transformador del Pacto, centrado en la inclusión y, en particular, en la igualdad de género.
En el momento de redactar este documento, el Objetivo 2 aspira a ampliar «la inclusión en la economía digital y los beneficios de la misma para todos», entre otras cosas fomentando el emprendimiento entre las mujeres, los jóvenes y otros emprendedores infrarrepresentados, con el fin de aumentar el número de empresas digitales de nueva creación y de MIPYMES en los países en desarrollo.
El ITC y la UIT están plenamente alineados con éste y otros objetivos relacionados del Pacto Mundial Digital, y dispuestos a trabajar juntos para ponerlos en práctica.
Porque sencillamente no hay tiempo que perder para conseguir que más mujeres se conecten de forma significativa y se comprometan con el emprendimiento digital.
Recordemos que este imperativo digital está a nuestro alcance y tiene el potencial de hacer realidad los 17 ODS en la vida de las mujeres de todo el mundo.