El crecimiento es bueno, pero insuficiente para mejorar la nutrición
Impulsado por la agricultura u otros sectores, el crecimiento no basta para reducir la desnutrición infantil, por lo cual, hacen falta inversiones estratégicas y programas especiales en los sectores complementarios de salud y educación.
Se hizo un análisis transnacional para estudiar la relación general entre crecimiento y nutrición en el proceso de desarrollo. En dos estudios complementarios, uno sobre una economía basada en la agricultura (Malawi) y otro sobre una economía basada en el petróleo (Yemen) se evalúan los impactos de políticas alternativas en el crecimiento y la nutrición en diversos contextos.
Resultados y consecuencias políticas
El crecimiento más indicado para mejorar la nutrición dependerá de la estructura económica del país y las características de la población desnutrida. En Malawi, la agricultura tiene un enorme potencial para reducir la desnutrición; lo mismo sucede en la mayoría de las economías basadas en la agricultura y, principalmente, en aquellas donde hay una cantidad desproporcionada de pobres en el sector agrícola. En Yemen, el crecimiento de los sectores industrial y de servicios es más beneficioso para mejorar la nutrición que el crecimiento de la agricultura, pues la mayor parte de la población trabaja en dichos sectores. Además, los alimentos, en particular los básicos, son importados, por lo cual, el beneficio neto para el consumidor de la incidencia del crecimiento de la productividad agrícola en los precios locales es bajo.
La función del crecimiento en la mejora de la nutrición varía durante el proceso de desarrollo. Las comparaciones entre un crecimiento agrícola de base amplia y un contexto determinado (donde el crecimiento agrícola se concentra en el gran sector del maíz) que figuran en el estudio sobre Malawi revelan que las deficiencias de calorías y micronutrientes responden menos al crecimiento a medida que descienden las tasas de prevalencia. Una mayor reducción requiere la diversificación económica; así pues, la estructura del crecimiento en el conjunto de la economía y en cada sector es importante para determinar los resultados nutricionales.
Agrícola o no, el crecimiento es insuficiente para mejorar la nutrición infantil y reducir la desnutrición de micronutrientes en general. Las diferencias transnacionales son más pronunciadas en las relaciones entre crecimiento y desnutrición infantil que aquellas entre crecimiento y subnutrición. Al parecer, factores ajenos a los ingresos (como la información y el conocimiento), así como la salud individual y la atención de salud influyen más en la reducción de la desnutrición infantil que en la reducción de la subdesnutrición. La reforma política en Yemen fue determinante para acelerar el crecimiento, pero los niveles de desnutrición infantil siguen siendo inaceptablemente altos. En Malawi, pese a la reducción de las deficiencias de calorías, hierro, zinc y folato, la carencia de vitamina A no responde en absoluto al crecimiento económico.
La persistente desnutrición infantil que se extiende globalmente y la baja respuesta de la nutrición infantil al desarrollo económico son alarmantes. Algunas de las medidas necesarias son:
1) inversiones en infraestructura (redes de agua potable), salud y educación;
2) programas para mejorar la nutrición y la salud maternoinfantil;
3) campañas de educación sobre prácticas de alimentación infantil, dietas adecuadas, higiene apropiada, prevención y tratamiento de afecciones y enfermedades;
4) seguimiento del crecimiento infantil;
5) campañas de inmunización; y
6) programas de suplementación de nutrientes.
También hacen falta medidas para promover la igualdad de género, el empoderamiento de la mujer y la planificación familiar; tales intervenciones requieren voluntad política y recursos financieros, lo que refuerza la importancia del aumento de ingresos derivado del crecimiento.
Asimismo, se necesitan inversiones y programas concretos para reducir efectivamente la desnutrición de micronutrientes. Las posibles vías para reducir directamente esas deficiencias son los programas de distribución de suplementos de nutrientes a quienes presentan mayores deficiencias, la fortificación masiva de los alimentos y condimentos de consumo común y la biofortificación. La diversificación de la dieta se puede alentar impartiendo educación sobre dietas nutritivas y equilibradas. Mejorar el acceso directo a frutas, verduras y productos animales incluye programas de creación de huertos en hogares y escuelas, cría de ganado y piscicultura a pequeña escala. Las inversiones en programas que mejoren la salud y la higiene contribuyen a reducir la desnutrición secundaria que causa deficiencias nutricionales debido a infecciones, afecciones y enfermedades.
Fragmento Growth is Good, but Is Not Enough to Improve Nutrition, documento presentado por los autores en la Conferencia 2020 (Washington, D.C, Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias.).
Más información en: www.ifpri.org/sites/default/files/publications/2020anhconfpaper07.pdf
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