

Compromiso con la calidad en Kirguistán
En una planta de embotellamiento de agua situada al nordeste de Bishkek, capital de Kirguistán, a 20 minutos del centro de la ciudad en bicicleta por calles llenas de pozos, trabaja Bakhtiyar Kudakeldiev, obrero de 23 años. Él no lo sabe, pero se beneficia de un programa del ITC destinado a mejorar la gestión de la calidad. El Sr. Kudakeldiev trabaja en Shoro, la empresa de bebidas más grande del país y beneficiaria de un proyecto de certificación de gestión de la calidad, financiado por el Banco Mundial y a cargo de un consultor formado por el ITC usando sus metodologías.
El Sr. Kudakeldiev, que trabaja allí desde que se viniera de un pequeño pueblo de Kirguistán central a Bishkek en 2007, disfruta de un lugar de trabajo más cálido y limpio, así como del pago de primas mensuales que van del 5% a un portentoso 100% de su salario desde que en el verano boreal de 2011 se iniciara el proceso para mejorar la gestión de la calidad. Al igual que para muchas otras empresas de Asia Central, la gestión de la calidad es hoy esencial para Shoro a fin de exportar con éxito. La falta de esa gestión y de confianza en los procesos de producción, legado del pasado soviético de la región, implica que la calidad de los productos, por lo general, no responda a las exigencias de exportación. Además, incluso cuando lo hace, a las empresas les puede resultar difícil demostrarlo si no disponen de procesos de gestión y certificación de la calidad.
Entre 2006 y 2008, el ITC llevó a cabo un proyecto de $EE.UU. 1 millón, financiado por la Secretaría de Estado de Asuntos Económicos de Suiza (SECO) y destinado a mejorar la capacidad de exportación de pequeñas y medianas empresas del sector de frutas y verduras de Kirguistán (ver más adelante). Por ser una embotelladora de agua, Shoro no reunía las condiciones para participar, pero desde entonces se benefició indirectamente de dicho proyecto, en cuyo marco se impartió formación a 25 consultores nacionales, algunos de los cuales siguen trabajando en proyectos de mejora de la gestión de calidad y preparación para la certificación. Egresada del curso en 2007, Giulnara Jujsupjanova, ya asesoró a cinco empresas sobre mejora de la gestión de la calidad y la productividad y Shoro es su mayor cliente.
Ella y Gulmira Acanbekovna Ismanova, Directora de Calidad de Shoro, se ocupan de reactualizar el entero sistema de producción: tapar agujeros en la pared para mantener los insectos fuera y el calor dentro, así como cumplir con los requisitos sanitarios y fitosanitarios. Ambas organizaron la sustitución de viejas puertas oxidadas por nuevas de plástico; incorporaron el uso obligatorio de uniformes y coberturas para la cabeza, tomaron disposiciones para instalar casilleros con candados en los vestuarios del personal y aplicaron otra cantidad de medidas que forman parte del proceso destinado a obtener la certificación ISO 9001. Para ganar una prima, el Sr. Kudakeldiev y sus colegas deben hacer simples controles visuales para asegurar que las botellas estén bien cerradas, contengan la correcta cantidad de agua y que las etiquetas estén bien pegadas. El monto de las primas aumenta cuando el número de defectos disminuye y la productividad mejora.
La Sra. Ismanova explica que el objetivo del proyecto de certificación de la calidad es mejorar la imagen de la empresa como productora de agua embotellada de alta calidad. Esa mejora y la certificación de la planta pondrán a Shoro en mejor posición de competir con productores locales y proveedores de agua mineral de importación. La certificación también es un prerrequisito de la expansión a mercados de otros países, primordialmente Kazajstán y la Federación de Rusia. Esperan comenzar a exportar poco después de obtener la certificación ISO 9001 a fines de 2012. Para hacer las mejoras necesarias, Shoro recibió fondos del Proyecto de agronegocios y marketing del Banco Mundial que viene financiado proyectos de mejora de la gestión de calidad desde 2008.
¿Esas mejoras en Shoro se hubieran hecho sin la participación del ITC? La Sra. Jujsupjanova, primera asesora en gestión de calidad de Kirguistán que obtuvo su certificado en 2003, mucho antes del proyecto de promoción del comercio del ITC, afirma que sin este último, la empresa hoy no estaría donde está y añade: ‘El ITC me permitió adquirir un cabal conocimiento de la gestión de calidad que va más allá de las certificaciones individuales y ayudó a Shoro a mejorar la gestión de la calidad y la seguridad de los alimentos.’
En un informe de tres evaluadores externos, el proyecto del ITC se califica de ‘muy exitoso’ y se concluye que la mayor ventaja de su sostenibilidad reside en el cambio de mentalidad de las diversas partes interesadas. Hoy, tres años después, el proyecto verdaderamente da frutos y sus beneficios indirectos saltan a la vista, según la Sra. Jujsupjanova.
Desde que el ITC terminara su primer proyecto en el país, varias instituciones –entre ellas el Banco Mundial y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, la Agencia Alemana de Cooperación Internacional y la Unión Europea– ofrecieron asistencia para financiar proyectos de gestión de la calidad en el sector de agronegocios. Mientras tanto, el ITC está a medio camino de la implementación de un proyecto similar en el sector de la ropa de Kirguistán que se consideró una industria clave para la promoción de exportaciones en el marco de la estrategia nacional de exportación. Según funcionarios kirguizos, la participación del ITC contribuyó a un crecimiento del 15% del sector en los 11 primeros meses de 2011. ‘[El programa del ITC] fue práctico y exitoso en sectores con problemas sustanciales. Mejorar el sector de procesamiento de alimentos y el sector de la ropa para que cumplieran con las normas internacionales y fueran un impulso para el desarrollo económico positivo de la República Kirguisa es una tarea titánica,’ asevera Oleg Pankratov, Viceministro de Economía.
Si más fondos de los donantes lo permiten, el ITC prevé orientarse a otros sectores y zonas geográficas de Kirguistán. ‘Nuestra fórmula da resultado. Después de nuestra intervención puede llevar un año, y a veces dos o tres, pero tarde o temprano nuestro método genera un crecimiento sostenible de las exportaciones,’ concluye Armen Zargaryan, Gerente del Proyecto del ITC.
EL DULCE SABOR DEL ÉXITO: FRUTA DESHIDRATADA Y JUGO ORGÁNICO
Akhtiyam Koshveev, empresario kirguizo de fruta deshidratada, esperaba que su participación en la feria comercial de Moscú de 2007 le aportara un puñado de nuevos clientes, pero fueron muchos más. Los contactos de negocios que estableció en la Prodexpo, le permitieron cuadruplicar la producción y duplicar la fuerza de trabajo. 'No es ni por asomo el mismo negocio,' comenta de Osko, su empresa.
El ITC apoyó la participación de seis empresas en esa feria durante un proyecto de 2006-2008 para aumentar la capacidad de exportación de empresas de procesamiento de frutas y verduras de Kirguistán. De un valor de $EE.UU. 1 millon, el proyecto fue financiado por la Secretaría de Estado de Asuntos Económicos de Suiza (SECO). Tres años después, el Sr. Koshveev recibió la asistencia técnica final del ITC; Osko emplea directamente 80 personas y compró terrenos de cultivo donde ofrece empleo estable a otros 500 trabajadores agrícolas, muchos de los cuales vivían al día.
Actualmente, la empresa termina su primera auditoria en vísperas de los planes para conseguir $EE.UU. 1 millón en inversión extranjera, monto necesario para ampliar la capacidad de producción y responder a la demanda de los distribuidores de la empresa en la Federación de Rusia y Kazajstán. ‘Me empujan a producir más y ampliar la gama de productos,’ señala el Sr. Koshveev. De ahí que junto con sus socios encontrara un punto óptimo en el mercado, sumando a la fruta deshidratada la producción y comercialización de jugos de fruta orgánicos.
‘La mitad de la producción total del incipiente sector del agroprocesamiento de Kirguistán ya se exporta, cuando siete años atrás prácticamente no se exportaba nada,’ explica Dilyara Alimjanova, Directora de la Asociación de Empresas Procesadoras de Frutas y Verduras. A pesar de la incertidumbre que pesó en los negocios en estos últimos años, las 32 empresas miembros emplean un total de 3.500 personas, lo que representa un aumento del 20%. Según ella, el empleo agrícola también aumentó, gracias ‘a la ayuda clave del ITC,’ dice refiriéndose al primer proyecto llevado a cabo en el país en 2004, cuando el ITC ayudó a la asociación a desplegar rápidamente sus esfuerzos de marketing de las exportaciones. ‘Por aquel entonces, nadie ofrecía ese tipo de asistencia,’ añade la Sra. Alimjanova.
Además de asesorarlas en marketing y financiar su participación en ferias comerciales, el ITC ayudó a esas empresas a poner en marcha prácticas de gestión de la calidad e impartió formación a 25 consultores nacionales, algunos de los cuales siguen trabajando en proyectos de mejora de la gestión de calidad y preparación para la certificación en varias empresas del sector (ver artículo principal). Dos de las seis empresas de procesamiento de frutas y verduras obtuvieron la certificación de calidad ISO al final del proyecto del ITC. Aliana, que produce puré de tomates y verduras en lata, contrató un director de garantía de calidad para asegurarse de que las mejoras fueran duraderas, una vez terminado el proyecto.
El Sr. Koshveev decidió no invertir en la renovación de la certificación de ISO para Osko, porque sus clientes de la Federación de Rusia y Kazajstán no pidieron que lo hiciera. En 2009, inmediatamente después de obtenerla, encontró nuevos compradores en Alemania, pero a raíz de las fluctuaciones de la tasa de cambio era demasiado riesgoso. No obstante, las mejoras que le permitieron obtenerla fueron útiles y estima que dos tercios de los procesos incorporados entonces siguen vigentes. En lo que respecta al futuro, tiene pensado renovar la certificación de ISO, pues los mercados maduran y sus compradores son cada vez más exigentes.