Aportes de inspiración: A la plena floración
En 1999, Charlotte Robert dejó por un tiempo su trabajo en el Ministerio de Economía de Suiza para aprender español en Costa Rica. Iba a la escuela a pie y durante el trayecto diario le llamó la atención el aroma de las flores de una planta que había en los jardines delanteros de las casas y, poco después, supo que eran cafetos.
‘Mi primera reacción fue fabricar un perfume usando esa esencia y le pregunté a una amiga que era 'nariz' profesional en Nueva York si esa fragancia existía. Después de haber buscado me respondió que no,' cuenta la Sra. Robert. Así germinó una idea de negocio.
La fragancia de la oportunidad
No todos tienen lo que hace falta para concretar una idea: impulso, visión y experiencia para lograr que las cosas funcionen. Tampoco el valor de intentarlo, pero incluso si lo tienen, las barreras que se erigen pueden resultarles demasiado altas.
La Sra. Robert, de nacionalidad suiza, esperó hasta jubilarse para dedicar sus energías a crear un perfume de flores de café. Entonces, decidió que por la educación de la población, la cercanía de los laboratorios a los cafetales y la multitud de turistas, Costa Rica era el mejor país centroamericano donde echar el ancla de sus esfuerzos y se volcó de lleno en el desarrollo del producto.
Por entonces, no sabía casi nada de crear perfumes ni de venderlos. Tampoco tenía fondos propios para financiar su empresa. Dicho esto, disponía de muchas ventajas personales, pues durante casi toda su vida profesional se había dedicado al desarrollo económico, sobre todo gestionando proyectos, y no le inmutaba hacer negocios en otro país. Estaba al tanto del tipo de dificultades que pueden atravesar las empresas en países en desarrollo y economías de transición. Además, habla alemán, español, francés e inglés, enorme ventaja en el marketing y el comercio internacionales.
‘Me ocupé de proyectos de desarrollo en algunos países africanos –Burundi, Ghana, Nigeria, Rwanda y Senegal– así que cuando me jubilé quise sacar adelante un proyecto propio y a mi manera,’ comenta. Lo primero era encontrar un caficultor con buena disposición que comenzó por preguntarme si cortar las flores afectaría el desarrollo del grano. Al parecer, nadie lo sabía; ni siquiera los agroingenieros que consultó la Sra. Robert pudieron darle una respuesta precisa, pero el cafetalero estaba dispuesto a intentarlo y cuando se recogieron delicadamente los primeros pétalos, los brotes minúsculos del cafeto estaban allí.
En 2004, la Sra. Robert volvió a recurrir a su amiga de Nueva York y le pidió que trabajara con un ingeniero químico en la Universidad de Costa Rica para encontrar la mejor manera de extraer la fragancia de las flores de café para luego crear la base del perfume. El año siguiente, contrataron al laboratorio costarricense Aqylasa para combinar los ingredientes en un perfume. El resultado superó todas las expectativas.
Disponiendo de un producto de alta calidad que mostraba un verdadero potencial de mercado, la Sra. Robert fundó Fleur de Café y el año siguiente se dedicó al desarrollo de la marca, el envase y la distribución. Además del perfume, hoy Fleur de Café fabrica agua de colonia, aceite corporal y loción para el cuerpo.
Escollos a la iniciativa empresarial
La Sra. Robert es la primera en reconocer que no fue un camino de rosas. A cada paso, tenía que cortejar inversores y buscar expertos, instruirse sobre el mundo de la cosmética y la perfumería, y sortear incontables escollos jurídicos y reglamentarios en la búsqueda de clientes y acceso al mercado.
Fleur de Café tuvo un rápido éxito de ventas en torrefactores y vendedores de café, gracias a la conexión cafetalera, pero como actividad menor y hay que admitirlo, también como gancho de esos clientes, pero era un segmento con poco potencial de crecimiento. La venta al sector de turismo de países vecinos se vio comprometida por las raíces costarricenses de la empresa que ahora focaliza sus esfuerzos de desarrollo en los mercados de Estados Unidos y Europa.
‘Los aspectos técnicos de crear un perfume fueron mucho más simples que lograr acceder al mercado europeo. El comercio libre es pura teoría, en la práctica, los obstáculos son absolutamente enormes. ¿Cómo podía saber que debía establecer una filial para abrir una cuenta bancaria? ¿Cómo podía saber manejarme con los impuestos de dos países? Preocupaciones de contaminación, alérgenos, requisitos de embotellamiento, siempre hay algún obstáculo que superar.’
Aunque en calidad de empresaria apenas sintió la discriminación de género abiertamente, la Sra. Robert aprendió que en América Latina, una mujer de negocios debe ser muy cuidadosa al expresar su discrepancia con un hombre, sobre todo si tiene dinero o poder político. Según ella, antes de que se establezca un intercambio en pie de igualdad, hay que asegurar a los hombres su superioridad.
Capacitación local
Fleur de Café demuestra que incluso una pequeña iniciativa puede generar beneficios colaterales al país donde se lleva a cabo. La gerenta general de la empresa es una costarricense que sin ayuda alguna está creando un canal de distribución en Estados Unidos, valiosa experiencia empresarial. Para mantener las ventas aún modestas de 200 unidades por mes, alrededor de 30 mujeres del lugar completan sus ingresos recolectando las flores en marzo, mes en el que hay muy poco trabajo para ellas, y todas las operaciones las realizan empresas costarricenses. El capital inicial de la empresa también fue costarricense.
‘La creación de la propia empresa es algo totalmente distinto a la cooperación para el desarrollo. No obstante, químicos, agricultores, trabajadores, inversores y personal adquieren conocimientos y experiencia en varios aspectos de la labor, sobre todo, considerando la disciplina que exige fabricar perfumes. Eso bien puede ayudarles a crear nuevas oportunidades en el futuro.’
Un muro demasiado alto para muchos
Recientemente, la Sra. Robert aseguró otra ronda de inversión para financiar la próxima fase de crecimiento de la empresa. Mientras tanto, se pregunta de qué manera empresarios emprendedores de Costa Rica y el resto de la región pueden entrar con sus productos en los mercados más lucrativos, habida cuenta de las barreras que existen. Cita como ejemplo una feria comercial de Alemania en la que participó hace un par de años y donde varias otras empresas costarricenses promocionaban sus materias primas para alimentos, perfumes y cosméticos. De todas esas empresas, Fleur de Café fue la única que logró vender en Europa. Las otras, puntualiza, no superaron las barreras comerciales europeas.
A fin de transmitir lo que aprendió, la Sra. Robert quisiera encontrar tiempo para plasmar su experiencia en un libro o participar en talleres técnicos sobre barreras comerciales, tanto en Costa Rica como en países europeos.
‘Es un proceso fascinante empezar no sabiendo nada sobre lo que se quiere hacer, conocer después a las personas indicadas, aprender de ellas y seguir aprendiendo algo nuevo cada día. A lo largo del camino encontré personas super fantásticas,’ concluye la Sra. Robert.
Fotos copyright con Fleur de Café.