El sector privado constituye un asociado clave en la
promoción del desarrollo económico a través de inversiones en nuevas empresas,
la creación de empleo y la proporción de un nuevo abanico de bienes y
servicios. Todas estas actividades encierran posibles beneficios para los
países menos adelantados (PMA) y las economías en desarrollo.
El informe conjunto de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos (OCDE) y la Organización Mundial del Comercio (OMC) Ayuda para el
Comercio de un vistazo 2011 hace hincapié en el impacto significativo que
los programas de Ayuda para el Comercio (APC) han conseguido en el sector
privado. Desde la puesta en marcha de la iniciativa en el año 2006, se han
invertido $EE.UU. 137.000 millones, un 44% de los cuales se ha dedicado
íntegramente al desarrollo de capacidad productiva, y otro 53% a la
infraestructura económica: dos aspectos absolutamente importantes para el
sector privado.
En el informe también se indica que APC se ha convertido en una prioridad
para un número cada vez mayor de países en desarollo (PED) y donantes; además,
se explica su conexión con el programa de desarrollo mundial, con estrategias y
prioridades cada vez más centradas en la competitividad y el crecimiento económico
impulsado por el comercio.
Transcurridos ya cinco años desde el comienzo de la iniciativa, el
compromiso de los donantes para con la iniciativa APC sigue siendo tan sólido
como siempre; los compromisos económicos y los desembolsos realizados han crecido
anualmente en un 15% y un 12% respectivamente desde 2006, lo que contribuyó a
alcanzar $EE.UU. 29.000 millones en 2009. Asimismo, la proporción
destinada a los países de ingresos bajos y, por ende, a la región de África
Subsahariana, también ha ido aumentando paulatinamente. Mientras que los
líderes del G20 se han comprometido a mantener, al menos, los niveles
alcanzados durante el período 2006-2008, es posible que algunos de los países
donantes, ahora endeudados, del Comité de Asistencia al Desarrollo (CAD) se
estén encontrando con dificultades para aumentar sus compromisos económicos
como respuesta a la mayor demanda de APC. No obstante, el crecimiento
continuado de la cooperación Sur-Sur puede convertirse en un complemento
importante para el apoyo proporcionado por los donantes del CAD.
Las experiencias y las historias enviadas para el informe demostraron que
APC puede apoyar los esfuerzos emprendidos por los gobiernos para desarrollar
la capacidad humana, institucional y de infraestructura necesaria para la
integración en los mercados regionales y
mundiales, así como para obtener beneficios de las consecuentes oportunidades
comerciales. Por otro lado, se han presentado varios programas específicos
relacionados con la industria, a fin de ayudar al sector privado a acceder
mejor a los mercados extranjeros, así como a integrarse en las cadenas de valor
regionales y mundiales.
Así, por ejemplo, los esfuerzos emprendidos para proporcionar financiación
en materia de comercio fueron vitales tras la desaceleración mundial de 2008.
El acceso a la financiación es esencial para el sector privado; en el estudio
de la OCDE, se ha constatado que un aumento del 10% en la ratio de crédito en
relación con el PIB puede impulsar el crecimiento económico en 1,8% gracias a
su impacto comercial. Los bancos que ofrecen créditos a los comerciantes de los
PED recibieron mucho apoyo de los programas de APC por parte de los bancos de
desarrollo. Por ejemplo, el Programa de financiación comercial del Banco
Asiático de Desarrollo proporcionó, en 2010, una ayuda económica valorada en
$EE. UU. 2.800 millones, consiguió $EE. UU. 1.500 millones para la
cofinanciación, trabajó con más de 200 bancos privados en 14 países de Asia
Meridional y Asia Oriental, y respaldó las operaciones realizadas por
aproximadamente 500 pequeñas y medianas empresas (PYME). Un programa similar,
emprendido por el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo, prestó,
asimismo, asistencia técnica para los bancos participantes, y les ayudó a
mejorar su eficacia operativa. En dos tercios se registraron reducciones en el
tiempo de tramitación, y la mitad de ellos detectaron mejoras en la gestión de
riesgos.
Otra de las formas de apoyo al sector privado fue el diseño de programas de
promoción de las exportaciones, con el fin de reforzar los servicios de apoyo
de las agencias de desarrollo de las exportaciones para la promoción de las
mismas y la expansión comercial. En esta modalidad de ayuda también se incluye
la asistencia prestada a las compañías para mejorar la calidad de los productos
y los servicios, aumentar la productividad y reducir los costes de transporte.
Las evaluaciones llevadas a cabo por el programa de promoción de las
exportaciones de Túnez acerca del impacto de dicho apoyo mostraron que los
programas de este tipo podrían contribuir a un aumento significativo de los
resultados de exportación en los sectores beneficiarios. Estos programas
también existen a nivel subregional; un ejemplo de ello son los esfuerzos
realizados por la Agencia para el Desarrollo de las Exportaciones del Caribe
para ofrecer servicios comerciales y de inversión a las compañías (incluidas
las PYME) en la región, contando con el apoyo económico y técnico de numerosos
donantes. En la actualidad, el programa de la Corporación Interamericana de
Inversiones, que ayuda a las PYME a acceder los mercados de exportación
ofreciéndoles apoyo en materia de investigación comercial y asistencia técnica,
ha ampliado la cobertura de sus operaciones a toda la región de América Central
y el Caribe.
Los programas destinados a las PYME incluyen cursos de formación de
empresarios, como por ejemplo el programa patrocinado por la UE en Azerbaiyán
para ayudar a las empresas a obtener mayores beneficios del Sistema
Generalizado de Preferencias; o los programas gubernamentales belgas,
encaminados a mejorar el profesionalismo de los pequeños productores y sus
asociaciones en 18 PED, prestando especial atención al comercio sostenible y el
acceso al mercado. Más de 25.000 personas en 61 países se han beneficiado de
los sistemas de aprendizaje del ITC sobre la gestión de la cadena de suministro
para exportadores. Elementos de valor añadido, como el despliegue de
tecnologías sostenibles desde un punto de vista medioambiental, los programas
de productos ecológicos y las prácticas laborales justas están cada vez más
presentes en los programas destinados a ayudar a las PYME a acceder a los
mercados internacionales.
El objetivo particular de algunos programas consiste en aumentar los
ingresos de las mujeres a través del comercio; a fin de conseguirlo, en cada
programa se diseñan subcomponentes dedicados íntegramente a las mujeres
empresarias, en los que se incluyen servicios relacionados con el comercio,
tales como cursos de formación
sobre las exportaciones, la gestión empresarial y la tecnología de la
información; asimismo, también se incorporan a estos módulos asesorías por
parte de expertos sobre la preparación del mercado. Otros programas combinan
esfuerzos para mejorar los ingresos de las mujeres gracias a la protección de
prácticas y conocimientos autóctonos, apoyando a las cooperativas de mujeres
que participan en la producción y el comercio de cultivos tradicionales para
las industrias farmacéutica y cosmética. Una cooperativa de mujeres de Namibia
logró ponerse en contacto con minoristas dedicados al comercio justo de
productos cosméticos, y consiguió un aumento significativo en sus ingresos
gracias al establecimiento de una patente para su proceso de fabricación
exclusivo. En la industria del textil de varios países africanos, así como en
la de las frutas y hortalizas frescas, también se alcanzaron avances similares.
El Secretario General de la OCDE Ángel Gurría ha
hecho hincapié en que la iniciativa y la participación activa de todas las
partes interesadas de cada país (incluido el sector privado), el apoyo de la
inversión privada, la asistencia técnica y la existencia de unas políticas de
ajuste estructural y macroeconómico apropiadas son de vital importancia para el
éxito de los programas de APC. Con todo, es necesario trabajar más para que se
entienda mejor cuáles son los resultados de los programas y que éstos cuentan
con un mayor nivel de aplicación. Asimismo, se necesita llevar a cabo un
seguimiento para demostrar el valor y la utilidad de APC en diferentes
contextos, siempre de acuerdo con los principios de la Declaración de París y
el programa global de la eficacia de la ayuda para el desarrollo.
Las labores de seguimiento realizadas
hasta ahora han demostrado que la iniciativa APC ya ha logrado conseguir un
gran nivel de concienciación con respecto al impacto del comercio en la
competitividad y el crecimiento económico, además de aumentar la disponibilidad
de recursos de APC. Sin embargo, demostrar los resultados y el impacto de las
intervenciones de APC en términos de capacidad comercial, tanto a nivel de
programa como a escala regional y mundial, es más complejo. En este aspecto, es
posible progresar si, por un lado, se continúan fortaleciendo los enfoques
encaminados a la gestión para la obtención de resultados de los programas de
APC y, por otro, si se refuerzan las tareas de evaluación del impacto por medio
del desarrollo de indicadores universales de comercio para todas las
intervenciones de la iniciativa, a fin de evaluar y establecer puntos de referencia
en los avances logrados en materia de creación de capacidad comercial. El
desafío reside en seleccionar indicadores suficientemente amplios como para
abarcar el gran abanico de programas y proyectos de APC, pero, al mismo tiempo,
suficientemente específicos como para ofrecer información útil sobre cómo APC
está contribuyendo a mejorar la capacidad y el rendimiento comerciales a nivel
nacional. La prioridad principal de la OCDE para el próximo periodo de trabajo
sigue siendo mostrar los aspectos positivos de los procesos, los programas y
las políticas de la iniciativa, y compartir dichos conocimientos con toda la
comunidad de APC.