De la "brecha digital" al "beneficio
digital"
Los avances de la tecnología de la información y las
comunicaciones, y en particular la utilización cada vez más mayor
de la internet, han influido en prácticamente todos los aspectos de
la vida moderna. La tecnología ha sido portadora de progreso, pero
también de nuevos problemas, provocando la aparición de nuevos
"ricos" y nuevos "pobres" en materia digital: es el fenómeno que
los expertos y comentaristas han designado como la "brecha" o
"fractura" digital. Se ha dicho que esta "brecha" suele coincidir
con otras líneas divisorias, por ejemplo, en campos como la
economía, la educación o la salud. Pero no cabe duda de que el
máximo impacto de la tecnología se ha registrado en el comercio
internacional.
Empeñadas en disminuir esta brecha, muchas entidades han
emprendido importantes estudios y entablado intensos diálogos y
deliberaciones. Se trata de encauzar las innovaciones tecnológicas
de tal manera que incidan favorablemente en el desarrollo y
contribuyan a reducir la pobreza.
El CCI ha optado por centrar su análisis en las posibilidades
concretas que los países en desarrollo, y en especial las pequeñas
y medianas empresas, tienen de convertir en "ganancias" las
"oportunidades digitales" que hoy tienen a su alcance.
La opinión de las empresas
El CCI comenzó por celebrar consultas detalladas con los
círculos empresariales de los países en desarrollo. A fin de
conocer los distintos ángulos de la situación, conversamos tanto
con representantes del sector privado como con sus homólogos del
sector público, durante todo el año 2000, en torno a preguntas como
las siguientes: "¿Está al corriente de los actuales avances de la
informática? ¿Sabe qué efectos tendrán estas innovaciones para
usted y su empresa? ¿Sabe qué hacer al respecto?"
Este proceso contribuyó a dar cuerpo al Foro Ejecutivo 2000
sobre "Fomento del comercio en la economía digital", que tuvo lugar
en Montreux (Suiza), en septiembre de 2000. Durante tres días, 45
responsables de la planificación estratégica de las exportaciones y
dirigentes empresariales de 24 países en desarrollo y economías en
transición, y 20 expertos en comercio electrónico debatieron sobre
diversos temas de interés común. Al mismo tiempo, gracias al correo
electrónico, otros 600 expertos y empresarios de 86 países pudieron
participar en las discusiones y dar a conocer sus puntos de
vista.
La novedad se llama "competencia
electrónica"
El nuevo "juego digital" - no obstante sus aparentes misterios,
secretos insondables y dificultades técnicas - ofrece muchas y muy
interesantes posibilidades a las PYME exportadoras de países en
desarrollo y economías en transición. Estas empresas temen quedar
rezagadas debido a sus desventajas tecnológicas e
infraestructurales, así como a su escaso conocimiento de los
avances más recientes y las repercusiones de éstos para los países
en desarrollo. Al mismo tiempo, se sienten muy estimuladas por el
hecho de que algunos gobiernos y empresas de estos países han
encontrado la forma de sacar partido de dichos avances.
Por cierto, la tecnología ha transformado las relaciones entre
los productores y los consumidores de bienes y servicios; ha
redefinido el papel de los intermediarios en la cadena global de
abastecimiento, y ha generado nuevas oportunidades y nuevos actores
económicos. Han surgido nuevos modelos comerciales, lo que ha
redundado en fuertes presiones sobre los métodos en vigor, que
deben adaptarse a los nuevos patrones de competitividad. Ha
aparecido así un nuevo factor determinante: la competencia
electrónica. Como ocurre siempre con un
juego totalmente nuevo, los triunfadores serán quienes tengan un
perfecto dominio de sus reglas y se hayan entrenado adecuadamente
para competir y ganar.
Las reglas del juego: los dilemas del legislador
Las reglas de este juego se han elaborado atendiendo a
consideraciones cuya compatibilidad no es siempre total. Los
gobiernos de los países en desarrollo son objeto de demandas de
recursos contradictorias: por una parte, deben responder a
necesidades tradicionales, como la aeguridad alimentaria, la salud
y la educación, y por otra, a nuevas prioridades, como la
infraestructura tecnológica y el desarrollo de los recursos
humanos. Los partidarios de la tecnología proponen acelerar la
construcción de redes de telecomunicaciones al alcance del bolsillo
de los usuarios, el establecimiento de normas y protocolos, la
elaboración de programas y material informático, y la formación del
personal especializado indispensable. Pero la tecnología suscita
también posturas contradictorias sobre cuestiones sociales, como la
equidad y la justicia social, la preservación de los valores
culturales o la libertad de información.
Como es natural, esto plantea algunos dilemas a los
legisladores:
Innovación o control. Las innovaciones se producen en los puntos
de ruptura de una estructura estable, y prosperan a condición de
que exista una demanda fuerte, una infraestructura adecuada y un
clima de estabilidad para las inversiones. La aparición de un
concepto innovador, por incipiente que sea, provoca una
perturbación del entorno y la consiguiente reacción de los agentes
reguladores - en particular, de las autoridades tributarias. En
realidad, la rapidez de desarrollo de las nuevas tecnologías es tal
que las innovaciones van siempre muy por delante de los
reguladores. Se trata, pues, de elaborar normas que no dependan de
la tecnología y que favorezcan el desarrollo.
Beneficios para la empresa o para la comunidad. El éxito de la
actividad económica debe ser a la vez rentable para la empresa y
compatible con el respeto de la vida privada de las personas, la
justicia social, la seguridad y el bien público.
Chimeneas o teclados. La economía tradicional (las "chimeneas")
tiene un gran potencial de evolución hacia la economía digital,
sobre todo en algunos sectores en que el producto físico y la
estructura del mercado se prestan a la implantación del comercio
electrónico. Pero su potencial es aún mayor por lo que se refiere a
la incorporación de procesos informatizados. La nueva economía (los
"teclados") basa el desarrollo empresarial en prioridades
diferentes, dado que los productos tienen una base digital y se
fabrican, difunden y entregan por medio de procesos
informatizados.
Opciones equilibradas
De lo que se trata es de encontrar un equilibrio justo, un punto
intermedio entre una innovación sin trabas y una regulación total,
lo que dependerá, entre otros factores, del nivel de desarrollo
digital o capacidad informática del país de que se trate. Los
países con una experiencia digital suficiente favorecerán tal vez
las medidas de reglamentación, mientras que los menos
experimentados se inclinarán probablemente por medidas liberales,
propicias a la informatización.
El comercio electrónico, o facilitado por procesos electrónicos,
no debería considerarse como una alternativa al comercio
tradicional. La tecnología no es más que un instrumento, cuya
utilidad dependerá del uso que se le dé. Como dijo B.M. Vyas, Jefe
de la Federación de Cooperativas Lecheras de Gujarat (AMUL),
durante el Foro Ejecutivo, "las tecnologías de la internet o las
nuevas comunicaciones son nuevos medios a disposición del
empresario. Esto se puede llamar comercio electrónico, o como se
quiera. Para mí, es un instrumento que me permite ampliar la
empresa que dirijo, mejorando su capacidad y competitividad en el
mercado".
Cómo actuar en la economía del conocimiento
Cualesquiera sean las reglas del juego, hay que conocerlas bien.
Más importante aún, hay que adquirir las destrezas indispensables
para jugar con eficacia y productividad.
En la economía del conocimiento, es esencial tanto la
adquisición del saber como la capacidad de aplicarlo para
incrementar la competencia y la competitividad.
Los gobiernos deben cumplir un papel activo impulsando
actividades de sensibilización, búsqueda de consenso y coordinación
que refuercen la capacidad de todas las partes interesadas. Tienen
que detectar las ventajas competitivas de los sectores de
exportación, tanto existentes como potenciales, y organizar
programas de formación para la adquisición de competencias
digitales. En síntesis, tienen que dotarse de una estrategia bien
articulada y de un plan de acción sobre comercio electrónico, en
estrecha colaboración con los representantes del sector
empresarial.
Enfoque gradual para las PYME
El desarrollo del comercio electrónico no se limita a sus
aspectos mercantiles. La mayoría de los países en desarrollo tienen
bajos niveles de conectividad a la internet, anchuras de banda
insuficientes y costos de acceso elevados. Ello explica que en
estos países haya un número muy reducido de empresas dedicadas
efectivamente al comercio electrónico (es decir, que realizan
transacciones comerciales completas por medio de la internet).
En todo caso, las nuevas tecnologías siguen revistiendo interés
para la gran mayoría de PYME que no están aún preparadas para
comerciar electrónicamente, en la medida en que pueden
aprovecharlas en casi todas las etapas de su ciclo económico.
Otro aspecto importante se refiere a que estas empresas no están
obligadas a disponer de competencias informáticas propias, ya que
existen muchas compañías de prestación de servicios y organismos de
apoyo que actúan como intermediarios en la transmisión de los
beneficios de las tecnologías a las PYME.
Estos intermediarios venden sus servicios de estudios de
mercado, prospección, análisis, búsqueda de oportunidades
comerciales e incluso toma de contactos preliminares con
interlocutores potenciales.
Los ahorros para las PYME pueden ser considerables, lo que
mejora su competitividad internacional. Para resumir, el éxito en
el comercio electrónico consiste en aplicar nuevos métodos a las
actividades tradicionales y también en concebir formas comerciales
totalmente originales.
Papel del CCI
Para superar las dificultades de los países en desarrollo, el
CCI ha concebido una estrategia y un plan de acción sobre comercio
electrónico. Estos se centran en la ayuda para la adquisición de
competencias informáticas, mediante cursos de formación, servicios
de asesoramiento, la difusión de información y la formación de
redes de cooperación. Al mismo tiempo, el CCI está perfeccionando
sus propias capacidades informáticas.
Para mayor información sobre el Foro Ejecutivo y la estrategia
del CCI en técnicas digitales, consúltense otros artículos en este
número y el sitio web del Foro: http://stage.intracen.org/execforum
R. Badrinath es Director de la División de Servicios de
Apoyo al Comercio del CCI.
Este artículo se adaptó de una presentación ante el Foro
Económico de Mercados Emergentes sobre Comercio Electrónico, de la
OCDE (Dubai, enero de 2001), de consultas con el grupo de trabajo
DOT Force (marzo de 2001) y de estudios preparados para el Foro
Ejecutivo 2000.