En otra época un sector de lujo, la industria de
la seda se encuentra ante una encrucijada. Durante el decenio de
1990, la aparición de la seda lavada a la arena puso al alcance de
millones de consumidores un amplio surtido de artículos derivados.
Con todo, la competencia de los textiles sintéticos de alta
tecnología terminó por arrebatarle una parte importante de mercado.
La caída de los precios de la seda cruda ha sido tan violenta
(50%), que amenaza hoy la viabilidad misma del sector.
La producción tradicional de seda, basada en la
utilización masiva de mano de obra, disminuye conforme los pequeños
granjeros, atraídos por la industria urbana, abandonan
progresivamente una actividad cuyos ingresos se han reducido
sustancialmente en los últimos años. Entretanto, peligran los
medios de subsistencia de millones de personas que dependen de este
producto ecológicamente sostenible, sobre todo en las zonas
rurales.
En 1988, Forum publicó un primer artículo sobre la seda y sus
mercados. En esa época, parecía acertado alentar a los empresarios
de países en desarrollo a iniciar (bajo ciertas condiciones)
actividades en la sericultura y la producción de artículos de seda,
sector en plena expansión. Diez años después, las condiciones del
mercado se han transformado drásticamente para estos
productores.
En 1988...
• Selecto, y sólo para mujeres. En Europa y Norteamérica, la
seda era un producto de lujo. Entonces, no había una gran oferta de
productos de seda para los clientes del segmento de precios
intermedio. Alrededor de 90% de los artículos de seda disponibles
en los mercados occidentales estaban destinados al público
femenino.
• Aumento de los precios, aumento de la producción. El precio de
la seda cruda en el mercado mundial era de US$ 45 el kilo, e iba a
subir a US$ 51 en 1989. China era el principal productor (60% del
total mundial, de 67.000 toneladas). Este país había aumentado en
forma sostenida su oferta de productos de seda: en 1980, 49% de sus
exportaciones consistían en seda cruda, pero en 1988 esa proporción
se había reducido ya a 25%. En términos de valor de la producción
bruta, China era seguida por la India, Japón, la URSS, Brasil y la
República de Corea.
• Consumidores. Los países de Asia -especialmente Japón, India y
Tailandia - eran también importantes consumidores de seda. Japón
era el mayor consumidor.
• Restricciones: ninguna. Entonces no había contingentes que
limitaran el comercio internacional de seda y productos
derivados.
• Promoción de las exportaciones: modesta. En Europa se llevaban
a cabo algunas actividades de promoción genérica, a cargo de la
Comisión Europea de Promoción de la Seda.
... Y en la actualidad
• Democratización de la seda. La seda lavada con arena comenzó a
comercializarse a comienzos de los años 1990, en casi todos los
mercados occidentales. En su momento de máximo auge, las prendas de
seda se vendían no sólo en los grandes almacenes, sino también en
supermercados e incluso en cafeterías especializadas. Hoy, son
también corrientes los artículos para hombres y niños.
• Baja sustancial de los precios y crisis de los centros de
producción. A fines de 1998, el kilo de seda cruda costaba más o
menos US$ 26 en el mercado mundial, cerca de 50% menos que su
precio máximo, alcanzado en 1989. China sigue siendo sobradamente
el mayor productor (70% del total, que llega a 72.000 toneladas).
La producción de seda cruda del Japón se ha reducido a casi una
cuarta parte de su nivel en 1988 (de 6.840 toneladas ese año, pasó
a 1.902 toneladas en 1997). La producción de la República de Corea
pasó de 1.343 toneladas en 1988 a 110 toneladas en 1997. La
producción está disminuyendo en forma sostenida en Brasil, cuyos
exportadores dependen del mercado japonés.
• Caída del consumo. El fin del boom de la seda lavada con arena
y la competencia incansable de las demás fibras han provocado una
enorme reducción del consumo. Los productores asiáticos, como la
India y Tailandia, son todavía consumidores importantes. El Japón
conserva su posición de principal consumidor de seda y productos
derivados. Mientras, el consumo aumenta en China y Viet Nam. Pero
el consumo global de la región se ha reducido, como consecuencia de
la recesión asiática y del éxito de otras fibras entre los
fabricantes europeos.
• Nuevos contingentes. Las prendas de vestir importadas de China
están hoy sujetas a contingentes en la Unión Europea y los Estados
Unidos.
• Promoción (casi) inexistente. Ya casi no hay promoción
genérica de la seda.
Humildes orígenes
La seda ha estado asociada con las creaciones exclusivas de los
nombres más prestigiosos de la haute couture. Pero son muy pocos
los asistentes a los desfiles de Londres, Milán, Nueva York o París
que conocen los modestos orígenes de este ilustre textil. El hecho
de que la materia prima proviene de las zonas rurales de países en
desarrollo y economías en transición contrasta radicalmente con el
fastuoso entorno en que unos privilegiados admiran las prendas
confeccionadas por las casas de costura de mayor renombre. Los
lectores de Forum se preguntan tal vez qué interés ve el CCI en un
producto tan lujoso como la seda en relación con su trabajo de
promoción de las exportaciones de los países en desarrollo.
La producción de las aldeas rurales
Con la excepción del Brasil, todos los productores y proveedores
más importantes de seda cruda y de hilado de seda se encuentran en
Asia. (En otra época, también se produjo seda cruda en algunos
países del Mediterráneo, pero esta actividad desapareció
paulatinamente.) Un motivo central que ha llevado al CCI a seguir
apoyando la sericultura y la producción de seda, es que éstas dan
empleo a una fuerza de trabajo rural muy numerosa, tanto masculina
como femenina. En China, el sector ocupa a unos 20 millones de
granjeros y a otro medio millón de personas en la industria de
productos elaborados de seda. En la India, la sericultura es una
actividad artesanal practicada en 59.000 aldeas, con uno de los
índices de ocupación de mano de obra más elevados del país. El
sector ofrece empleo a tiempo completo y a tiempo parcial a unos
seis millones de personas. La seda tiene el mayor potencial de
creación de puestos de trabajo de todos los sectores de la economía
india.
Compatibilidad medioambiental
La producción de seda es compatible con la protección del medio
ambiente, pues ocupa muy pocos fertilizantes químicos y
prácticamente ningún insecticida. Constituida esencialmente de
proteínas, la composición de esta fibra es muy similar a la de la
epidermis humana, por lo que se puede llevar con suma
comodidad.