De manera general, el proceso de certificación puede ser
dividido en dos partes: la inspección (o control) que verifica que
la producción y la manipulación estén siendo llevadas a cabo en
conformidad con los estándares en función de los cuales se van a
realizar la certificación; y la certificación que confirma que la
producción y la manipulación están conformes a estos estándares.
Los procedimientos de certificación para la certificación de
productos orgánicos deben ser tales que permitan hacer el
seguimiento y el control del flujo de productos desde la producción
primaria en granja, todo a lo largo de cada etapa de fabricación /
transformación hasta el producto final listo para el consumo. Los
productores y los exportadores deben adquirir la certificación en
función de los estándares propios y específicos a los mercados a
los que están destinando sus productos, indicando que éstos son
orgánicos. |