En la ciudad costera de Inhambane y las playas cercanas, los
ingresos del turismo aumentaron considerablemente tras la promoción
de diversas actividades de reducción de la pobreza. En 2007, el
Servicio Holandés de Cooperación al Desarrollo (SNV) comenzó a
aplicar un enfoque integrado de promoción de un turismo sostenible
e inclusivo a favor de los pobres.
Entorno y
enfoqueInhambane, situada a 500 kilómetros al norte de Maputo,
capital de Mozambique, tiene unos 70.000 habitantes. La ciudad y su
historia son interesantes, pero los turistas suelen ir directamente
a las playas, atraídos por el buceo o la pesca de alta mar y las
comodidades de los complejos turísticos.
A pesar de su belleza natural, la provincia de Inhambane es la
más pobre de Mozambique, ya que más del 80% de su población vive
por debajo del umbral de pobreza. La actividad agrícola es
reducida, debido a la pobreza de los suelos y el clima
desfavorable. De ahí que el turismo se haya convertido en un sector
clave por el potencial de sus repercusiones en materia de
educación, salud, agua y saneamiento.
A fin de desarrollar un enfoque sostenible para el desarrollo
del turismo, la Dirección Provincial de Turismo de Inhambane, en
colaboración con el SNV, aplicó la metodología de análisis de la
cadena de valor establecida en 2007 por el Instituto para el
Desarrollo de Ultramar y el ITC para investigar las tendencias del
turismo y los vínculos entre éste y los sectores de alimentación y
bebidas, hostelería, tiendas y excursiones.
Examen del sector turístico en
2007
En 2006, Inhambane acogió a 30.000 turistas: 50% sudafricanos y
17% mozambiqueños. Aun así, la tasa de ocupación de sus hoteles era
baja (17%), las fluctuaciones estacionales importantes y la
duración media del hospedaje de 3,4 noches.
Del total del ingreso anual generado por el turismo, estimado
entre $EE.UU. 20 y 25 millones, la población pobre sólo percibía el
13% de ese ingreso, siendo que constituye el 90% de la fuerza de
trabajo. De hecho, las investigaciones revelaron que el 80% de las
2.400 personas empleadas en la industria del turismo ganaba el
salario mínimo de $EE.UU. 80 por mes.
El análisis de la cadena de valor reveló, por ejemplo, que en el
subsector de alimentos y bebidas, los mariscos eran el único
producto local del que se abastecían en abundancia los complejos
turísticos de la zona. La mayoría de los demás productos no cumplía
con las normas internacionales de calidad y era sustituido por
importaciones procedentes sobre todo de Sudáfrica y, en unos pocos
casos, de otras provincias de Mozambique. Sólo el 20% de la verdura
y el 10% de la fruta se compraban en el mercado local. El análisis
de la cadena de valor también proporcionó valiosa información sobre
lo que había que producir para accionar los mejores mecanismos
posibles de reducción de la pobreza.
El subsector de excursiones y visitas era el más importante,
especialmente tratándose de centros de arte y artesanía,
restaurantes y espectáculos de danza. Según las estadísticas, el
ingreso mensual de los artistas, artesanos y vendedores de sus
productos puede fluctuar entre $EE.UU. 80 y $EE.UU. 1.000 en
función de la estación.
Definición de prioridades y actividades para
impulsar el turismo
Los debates entre las distintas partes interesadas permitieron
definir nuevas prioridades y los consiguientes planes de acción. De
ahí que el arribo de turistas prácticamente se duplicara, pasando
de 30.000 en 2006 a más de 50.000 en 2009. Además, se consiguió
prolongar la duración media de la estadía en la zona.
Asimismo, se emprendieron diversas iniciativas para impulsar el
sector, incluidas asociaciones público-privadas en las cuales,
autoridades y representantes de los empresarios colaboran para
promover el turismo hacia Inhambane; por ejemplo, participando en
ferias de turismo y organizando eventos de buceo.
También se logró avanzar en las cadenas de suministro de
productos agrícolas. En la zona se repitió la experiencia del
proyecto piloto de reducción de la pobreza mediante la exportación
de productos de horticultura que el ITC había realizado en la
región de Maputo. Los invernaderos con sustrato de coco permiten
producir hortalizas de calidad durante todo el año, inversión que
tiene una rentabilidad cercana al 35%. El objetivo de esta
iniciativa es reducir poco a poco la necesidad de importar frutas y
verduras frescas. Para lograrlo, el SNV y el ITC preparan
conjuntamente la expansión de la tecnología de invernaderos en
regiones estratégicas del país.
En cuanto al desarrollo de productos, la feria cultural y
mensual InhambARTE, que atrae a turistas nacionales y extranjeros,
permitió aumentar los ingresos de pequeños e informales vendedores
de obras de arte, artesanías y comidas locales, así como de los
grupos de danza y música. Por su parte, el gobierno, en
colaboración con asociados del sector privado, se esforzó en
desarrollar las competencias profesionales de la fuerza de trabajo
local proponiendo formación específica al personal empleado en la
restauración y la gestión hotelera. Además, está previsto ampliar
esos cursos a oficios de la construcción y el mantenimiento.
En el plano más general del turismo inclusivo y la
responsabilidad social de las empresas, el complejo Barra Resorts,
pionero del desarrollo de la popular playa de Barra, invirtió en la
construcción de carreteras para beneficio de todos los usuarios.
Dicha empresa también respalda la educación básica, construyendo
aulas y suministrando agua, saneamiento, electricidad y materiales
escolares, ayudando a niños huérfanos y ofreciendo apoyo de
negocios a empresarios locales. A su vez, ALMA, organización no
gubernamental local, puso en marcha un programa de reciclaje de
desechos para mantener limpias las zonas turísticas.
Lo aprendido y el camino por
delante
En Inhambane, la organización de reuniones con todas las partes
interesadas para definir prioridades a partir del análisis de la
cadena de valor y trazar planes de acción, propició la aplicación
de un enfoque de turismo inclusivo y sostenible que aporta
beneficios a muchos de sus habitantes más pobres y servirá de
modelo para otros.