Discursos

Declaración de la Directora Ejecutiva en el Foro Mundial de GS1

24 febrero 2016
ITC Noticias
Discurso pronunciado por la Directora Ejecutiva del ITC, Arancha González, en el Foro Mundial de GS21
Bruselas. 24 de febrero de 2016

Muchas gracias por la invitación para hablar hoy con ustedes sobre el tema de la sostenibilidad en las cadenas de suministro.

Mi mensaje es simple: las cadenas de suministro serán cada vez más sostenibles o dejarán de existir porque esto es lo que los consumidores están demandando cada vez más en todo el mundo.

Y la respuesta está muy clara también: alianzas firmes para respaldar esta sostenibilidad.

Yo sugiero que el Centro de Comercio Internacional y Global Standard 1 aúnen sus esfuerzos para respaldar la sostenibilidad de las cadenas de suministro, centrándose, para empezar, en las cadenas de valor de la agricultura en beneficio tanto de los consumidores finales como de los pequeños productores.

Una breve reseña sobre el Centro de Comercio Internacional. El ITC es una organización de desarrollo que se centra en el apoyo al comercio de los países en desarrollo. Para ello, goza de un posicionamiento único. Como agencia tanto de la Organización Mundial del Comercio como de las Naciones Unidas, su mandato consiste en garantizar que las oportunidades de comercio se conviertan en realidades de comercio y desarrollo.

El ITC tiene que ver con las soluciones prácticas. Nos centramos en abordar los obstáculos al comercio sobre el terreno y utilizamos investigaciones con base empírica para trabajar en los países, con las instituciones de apoyo al comercio y las pymes con el fin de garantizar que el comercio sea una vía de crecimiento y creación de empleo. Desde el empoderamiento económico de las mujeres hasta las normas privadas y desde la inteligencia de mercado hasta la competitividad de las pymes, el ITC se basa en el mercado y trabaja de atrás hacia adelante. ¿Qué quiero decir con esto? Básicamente, la oferta apenas tiene sentido sin la demanda.

Trabajamos con el mercado para conocer la demanda y nos asegurarnos de que la oferta sea coherente para satisfacer estas necesidades. Y lo hacemos a lo largo de toda la cadena de valor, desde el desarrollo de los productos hasta la comercialización y la creación de las marcas, desde el aseguramiento de un entorno empresarial propicio hasta la promoción de la transparencia en los procedimientos aduaneros.

El ITC tiene seis áreas de trabajo principales:

1- Facilitación de inteligencia comercial y de mercado;
2- Creación de un entorno propicio a la actividad empresarial;
3- Fortalecimiento de las instituciones de apoyo al comercio y la inversión;
4- Facilitación de la conexión de las pymes con los mercados internacionales;
5- Apoyo a la integración regional y a las relaciones Sur-Sur;
6- Y, por último, promovemos e incorporamos un comercio inclusivo y sostenible, fundamentalmente trabajando con las empresas para que adopten prácticas sostenibles e integren la información sobre la sostenibilidad en lo que comercializan.

El panorama comercial de 2016 es muy diferente al de hace cincuenta años, cuando nació el ITC. Hoy todo gira en torno al «comercio de servicios» Se trata de fragmentar la producción a lo largo de las cadenas de valor, lo que facilita el acceso al mercado mundial. Pero el hecho de formar parte de este mercado también conlleva una serie de requisitos como, por ejemplo, normas de calidad o de seguridad, así como expectativas de que el comercio contribuya a unos objetivos sociales más amplios tales como la sostenibilidad, el respeto de los derechos humanos y laborales, o la conservación de nuestra biodiversidad, entre otros.

Los consumidores cada vez demandan un mayor conocimiento acerca de la matriz sobre la que se sustentan los productos y los servicios que adquieren y consumen. Y cada vez son más las empresas más grandes con su amplia red de proveedores que necesitan mejores herramientas para comprender y respaldar íntegramente a los agricultores y productores de su cadena de suministro. Eso de «de la granja a la mesa» ha dejado de ser tan solo un eslogan. Ahora es un movimiento.

Cada vez es más evidente que si las cadenas de suministro no son sostenibles, el impacto previsto del comercio y el desarrollo tampoco será sostenible. La sostenibilidad en el consumo se está convirtiendo en la norma no solo en los mercados ricos sino también en los emergentes y los mercados en desarrollo. Esto es algo a lo que no solo aspiran los ciudadanos, los clientes o los productores, sino también algo a lo que se han comprometidos los gobiernos y las propias Naciones Unidas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030.

Estos diecisiete objetivos tienen un significado universal y determinados ODS hacen referencia a la importancia de garantizar unas cadenas de suministro sostenibles tales como el ODS 2 sobre la agricultura sostenible y la seguridad alimentaria, el OSD 8, que guarda relación con el trabajo decente, y el ODS 12 para la promoción del consumo y la producción sostenibles.

El mundo actual no gira solo en torno a la conexión de los agricultores con los mercados de rápido crecimiento, sino también con los que ofrecen ganancias mayores y a más largo plazo, así como mayor resiliencia en el tiempo. Por ejemplo, a escala mundial, el mercado de productos orgánicos alcanzó el hito de los 80 000 millones de dólares en 2014 (frente a los 72 000 millones de 2013).

La aceptación de los códigos de conducta y las normas de sostenibilidad públicos o privados está creciendo enormemente en las grandes empresas. Unilever, por ejemplo, se comprometió a contratar el cien por cien de las materias primas agrícolas de un modo sostenible para 2020. Por otra parte, si nos fijamos en los patrones de consumo recientes, el 66 % de los consumidores de todo el mundo participantes en una encuesta realizada recientemente por Nielsen (2015) afirma que pagaría más por productos y servicios procedentes de empresas comprometidas con un impacto social y medioambiental positivo; frente al 55 % registrado en 2014, el 50 % en 2013 y el 38 % en 2011. El consumidor «concienciado» ha emergido como una fuerza poderosa. Este tipo de consumidor quiere más información sobre el origen de los bienes y servicios que compra, lo que ha tenido un efecto dominó en las cadenas de suministro con la generación de mayor demanda de productos básicos producidos de un modo sostenible.

Por todas estas razones, comprenderán por qué tiene tanto sentido que el ITC y GS1 se asocien. Esta es la razón por la que nuestra iniciativa conjunta, Blue Number, es una propuesta que no puede fallar.

Con la tecnología del código de barras, en particular con el Número de Localización Mundial (GLN), GS1 ha desarrollado una infraestructura fantástica que conecta a las empresas mediante un lenguaje de interoperabilidad común a través de las cadenas de suministro, ya sea a escala local, regional o global. Ustedes nos ayudan a conectar y delimitar mejor las cadenas de valor.

El ITC, en su calidad de agencia de desarrollo mundial que se centra en el crecimiento impulsado por el comercio, aporta a esta asociación una red y una dimensión de sostenibilidad consolidada. Por eso tenemos un conjunto de herramientas de «Comercio para el Desarrollo Sostenible» que ayuda a las empresas a trazar su camino hacia un comercio más sostenible. Nosotros les ayudamos a incorporar una dimensión de sostenibilidad a su trabajo.

A través de la iniciativa Blue Number ambas organizaciones trabajamos para asegurar que el comercio más sostenible contribuya al desarrollo y la reducción de la pobreza.

Es una asociación que funciona para los productores, en particular para los pequeños agricultores, pues les permite orientarse mejor y acceder a mercados de mayor valor añadido. Y funciona para los compradores, dotándoles de mayor transparencia con respecto a lo que sucede a lo largo de las cadenas de suministro, hasta llegar a los agricultores iniciales.

La iniciativa Blue Number ofrece a los agricultores un número incorporado a un GLN que contiene una serie de datos sobre criterios de sostenibilidad. Una especie de «GLN+» que recoge las prácticas de sostenibilidad de todos los eslabones de la cadena de suministro.

Concretamente, el número azul está vinculado a un perfil en línea que incluye el nombre del agricultor, su sexo, sus productos y su dirección de correo electrónico o su número de teléfono móvil. Una vez que el agricultor forma parte del registro, ya tiene acceso a una plataforma de mercado sostenible. Puede conectar con otros socios comerciantes, compradores mundiales y compartir con ellos sus logros en materia de sostenibilidad. Considérenla una plataforma de redes sociales, pero para los agricultores.

El número azul otorga a cada agricultor visibilidad en las cadenas de suministro mundiales. Automáticamente obtienen acceso a unos recursos que les permiten producir de un modo más sostenible. Esta herramienta brinda a los agricultores autonomía con respecto a qué información comparten o con quién conectan. Amplía sus redes.

Esta iniciativa también ayudará a los compradores multinacionales, pues ofrece mayor trazabilidad de sus cadenas de valor de alcance mundial. Los datos obtenidos con la iniciativa Blue Numbner les ayudarán a tomar decisiones informadas sobre sus compras, por ejemplo, identificando granjas pertenecientes a mujeres con las que entablar una relación comercial.

También brinda a los gobiernos datos —macrodatos— que pueden informar mejor las políticas, datos que abarcan desde al empoderamiento económico de las mujeres hasta cuestiones relacionadas con el registro de la tierra y desde normas de seguridad alimentaria hasta normas de calidad.

Mientras hablamos, más de sesenta mil agricultores han aceptado su invitación para recibir un número azul. Esperamos ampliarlo en los meses venideros y lanzar la plataforma de mercado para otorgar visibilidad a estos agricultores antes del verano.

Por tanto, en conclusión:, me gustaría que trabajemos juntos para garantizar que cientos de miles de agricultores se registren en la iniciativa Blue Number. Me gustaría que trabajemos juntos para fomentar mayor sostenibilidad, trazabilidad e impacto de las cadenas de valor. Y aprovecho para lanzar una petición específica a las organizaciones miembros de GS1 que estén entre el público para que insten a los agricultores y a los agronegocios de sus países a que se registren para obtener un número azul.

Muchas gracias.