Discursos

Declaración de la Directora Ejecutiva del Centro de Comercio Internacional durante la sesión plenaria de la Décima Conferencia Ministerial de la OMC

16 diciembre 2015
ITC Noticias
Declaración pronunciada por Arancha González, Directora Ejecutiva del Centro de Comercio Internacional, durante la sesión plenaria de la Décima Conferencia Ministerial de la OMC
16 de diciembre de 2015 - Nairobi (Kenya)

Su Excelencia Amina Mohamed, Secretaria del Gabinete, Ministerio de Asuntos Exteriores y Comercio Internacional, y Presidenta de la Conferencia Ministerial
Distinguidos Ministros
Director-General Roberto Azevedo
Excelencias
Colegas
Amigos.

Quisiera comenzar dando las gracias al Gobierno y a los ciudadanos de Kenya por auspiciar la primera conferencia ministerial de la OMC en África a la vez que celebramos el vigésimo aniversario de la organización.

A principios de semana visité una plantación de té en Makomboki, a las afueras de Nairobi, en la que el ITC está ayudando a pequeños productores de té a adaptarse a los cambios del clima. La protección del rendimiento de los cultivos frente al cambio climático es solo un paso. Para que aumenten los ingresos y haya más oportunidades, sigue siendo necesario que esas personas conecten con mercados del exterior.

En una fábrica que ha ahorrado dinero y ha reducido las emisiones pasando de la leña al biogás para secar las hojas del té, un agricultor me preguntó: «¿Por qué en París y no en la OMC?»
Le debemos una respuesta. En París llegamos al acuerdo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, el comienzo de una transformación de nuestra economía.

De París pueden extraerse algunas conclusiones contundentes para la tarea relativamente modesta que tenemos ante nosotros en Nairobi.

No es posible que el Acuerdo de París fuera políticamente más sencillo que un acuerdo en la OMC. No cabe duda de que la reducción de los subsidios a los combustibles fósiles no es más fácil que la reducción de los subsidios agrícolas que distorsionan el comercio.

No es lógico que sea imposible que las economías emergentes y desarrolladas se pongan de acuerdo con respecto a qué constituye una división equitativa de las responsabilidades en el orden mundial moderno. Eso es exactamente lo que hicieron ellos, lo que hicieron ustedes, en París.

No puede ser que las empresas se sientan motivadas con respecto al cambio climático pero no estén interesadas en la agenda de la OMC.

Este año he conocido a miles de pequeñas y medianas empresas que representan a más del 70 % de los empleos de todo el mundo y, créanme, quieren que haya igualdad de condiciones, transparencia y previsibilidad a nivel mundial. Quieren más OMC, no menos cooperación mundial.

Sí, puede que lo bilateral sea más fácil, pero el multilateralismo es más eficaz. Fíjense en las enormes ventajas potenciales que entraña el Acuerdo sobre Facilitación del Comercio. ¿De verdad creemos que la mejor manera de gestionar la interconexión de nuestras economías es fragmentando las condiciones mundiales?

El multilateralismo también es más inclusivo: no deja a nadie fuera.

En septiembre hicimos nuestra parte con la adopción de los Objetivos Mundiales de las Naciones Unidas. Y con determinación y voluntad política, podemos hacer nuestra parte en la OMC, empezando aquí, en la Décima Conferencia Ministerial.

La adhesión del Afganistán y Liberia abrirá nuevos horizontes para las empresas en ambos países, que salen de una situación de conflicto. Debemos partir de esta base y dar pasos significativos para ampliar las posibilidades comerciales, en particular para los PMA.

Dicho esto, si bien la apertura de los mercados y la reducción de los costes comerciales son indispensables para que el comercio sea posible, no suelen ser suficientes para que se produzca el comercio. Esto es especialmente cierto en el caso de las mujeres, los jóvenes o los refugiados.

El éxito comercial requiere empresas competitivas con acceso a la información sobre los mercados, apoyo institucional y redes para introducirse en los mercados mundiales. Para conectar con las cadenas de valor, las pymes deben ser capaces de superar las medidas no arancelarias y cumplir los requisitos relativos a la certificación y los estándares de calidad.

Unas inversiones de la Ayuda para el Comercio bien orientadas pueden catalizar beneficios muy elevados hacia mejores trabajos, productividad y competitividad, creando una resiliencia económica que perdure mucho después de que se retire el apoyo externo.

El centro de Nairobi de la Iniciativa de Moda Ética del Centro de Comercio Internacional, en el que inversores privados están reemplazando a los financiadores sin comprometer el éxito comercial o el impacto social, es buen ejemplo de ello.

Para concluir, ha llegado el momento de avivar el multilateralismo comercial. Ha llegado el momento de seguir invirtiendo para que se produzca el comercio, independientemente de lo apremiantes que sean las necesidades más inmediatas. Nos equivocaríamos si respondiéramos a las urgencias inmediatas recortando el apoyo que genera la resiliencia de medio a largo plazo de las economías más débiles. Si invertimos con inteligencia hoy, tendremos menos víctimas mañana.